Más de un año después de su publicación, "El sintonizador" (Algaida, 2022) continúa conectando con lectores y, en este caso, con Sergibooks, que acaba de publicar una reseña de la novela. Muchas gracias. Y por aquí la comparto:
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miércoles, 19 de abril de 2023
lunes, 4 de junio de 2018
LOS MONSTRUOS DEL ESCRITOR en LECTURÁPOLIS
"(...) una novela corta a la que a la que no le falta ni un solo elemento para hacer de ella una lectura más que satisfactoria."
Muchas gracias a Lecturápolis por la estupenda reseña de mi novela corta "Los monstruos del escritor" (Pulpture), publicada apenas un par de meses antes que "Los Desertores de Oxford Street" (Algaida). Aquí tienen la reseña completa, que incluye un maravilloso recordatorio sobre los bolsilibros:
martes, 29 de mayo de 2018
"Los Desertores de Oxford Street" en ANIKA entre libros
Coincidiendo con el aniversario del nacimiento del actor Christopher Lee, el mítico Drácula cinematográfico, el pasado domingo apareció una nueva reseña de mi novela "Los Desertores de Oxford Street" (Algaida, 2018) en la prestigiosa web literaria "ANIKA entre libros". Aquí les dejo un link directo para su lectura.
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sábado, 26 de mayo de 2018
Aniversario de "Drácula" y el mejor Van Helsing de la historia del cine
Tal día como hoy, 26 de mayo, de 1897 llegaba por primera vez a las librerías "Drácula", la inmortal novela de Bram Stoker. Del mismo modo, un 26 de mayo de 1913 nacía el actor Peter Cushing, la mejor personificación en celuloide de Abraham Van Helsing, eminente ocultista que en la novela de Stoker se enfrenta al temible vampiro (siendo el más brillante de todos ellos el actor Christopher Lee que, por cierto, nacía un 27 de mayo de 1922). Ha sido un placer recuperar a ambos, Drácula y Van Helsing, para mi novela "Los Desertores de Oxford Street" (Algaida, 2018) y así enfrentarlos en una última aventura. Aquí tienen su origen cinéfilo en la revista Zenda y una reciente reseña aparecida en "La Voz del Sur".
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sábado, 31 de marzo de 2018
Hijos de la Anarquía (2008-2014)
Sobre la serie “Hijos de la anarquía” (7 temporadas), podríamos decir que arranca con un episodio piloto muy bueno, con un plano final magistral (heredero de “Hamlet”) y que cuenta con unas primeras temporadas muy divertidas, siendo la mejor la tercera (con cameo extraordinario de Stephen King, por cierto, fan reconocido de la serie). La cuarta aún mantiene cierto interés, aunque decae ligeramente; eso sí, concluye la temporada de manera magnífica, con una deliciosa versión de “House of the rising sun”, y, de nuevo, un magnífico último plano. La quinta y la sexta son decepcionantes: capítulos muy largos y sin demasiado interés, que repiten esquemas ya vistos. La séptima y última cierra de manera digna, en especial los últimos capítulos, aunque uno llega a la conclusión evidente de que esta serie debió haber terminado mucho antes y haberse ahorrado un lastimoso declive. Entre los actores destaca, cómo no, el trío protagonista formado por Ron Perlman, Katey Sagal y Charlie Hunnam, sin olvidar estupendos secundarios como Kim Coates o Tommy Flanagan.
miércoles, 28 de marzo de 2018
PATEANDO EL MUNDO llega a 1899
"La novela presenta, también, a Emily, la sobrina de Van Helsing, una mujer de acción, una heroína que sirve para actualizar el folletín decimonónico al siglo XXI. “Los Desertores de Oxford Street” es una historia de pura acción en la que el ritmo es la clave. Un ritmo marcado por la habilidad de José Luis Ordóñez con los diálogos, en los que se nota su experiencia como autor de teatro."
Nueva reseña sobre "Los Desertores de Oxford Street" (Algaida, 2018) que, en este caso, corresponde a Jesús Lens, cinéfilo, escritor, columnista del periódico IDEAL y director del prestigioso festival GRANADA NOIR. Muchas gracias por propagar las aventuras de los DESERTORES. En el link pueden leer la reseña completa:
lunes, 26 de marzo de 2018
LECTURÁPOLIS acoge a LOS DESERTORES DE OXFORD STREET
"Ordóñez posee un estilo refinado y elegante, acorde con los tiempos en los que transcurre la trama. Con una prosa descriptiva en su justa medida, rica en detalles pero sin apabullar, conseguimos hacernos una clara idea de los personajes y de su entorno. Se advierte también un meticuloso cuidado en los diálogos que resultan muy naturales donde el lenguaje se ajusta al estatus de los personajes y a su época. Y se añade además que la novela cuenta con una ambientación envolvente que nos traslada al Londres de finales del siglo XIX."
Muchas gracias a LECTURÁPOLIS por esta detallada y amplia reseña de mi novela LOS DESERTORES DE OXFORD STREET (Algaida, 2018). Les recomiendo leerla al completo. Aquí tienen en link:
martes, 20 de marzo de 2018
El duelo final entre el doctor Van Helsing y el conde Drácula
Pues yo no podría haber titulado mejor esta reseña sobre mi novela, "Los Desertores de Oxford Street" (Algaida, 2018), en la versión digital del diario ABC de Sevilla (19/3/2018) que ha escrito Andrés González-Barba porque, en esencia, resume a la perfección una de las tramas principales de la obra y, además, habla del carácter definitivo de este enfrentamiento final. Quedan invitados a leer el texto completo en el siguiente link:
Y, todo sea dicho de paso, el titular de la versión en papel del ABC también es preciso y refleja con exactitud lo que pienso sobre el objetivo de un escritor.
jueves, 22 de febrero de 2018
Ya a la venta LOS DESERTORES DE OXFORD STREET (Algaida, 2018)
Desde hoy mi nueva novela está disponible en librerías, en papel y en digital. El otro día pensaba que, en realidad, la historia de "Los Desertores de Oxford Street" (Algaida, 2018) se ha ido gestando en mí desde hace mucho tiempo. Quizá desde 2009, cuando tuve la oportunidad de ver al mismísimo Christopher Lee caminar sobre la alfombra roja del Festival de Cine Europeo de Sevilla. Puede que, incluso, desde antes. En cualquier caso, el libro ya está disponible. Una última gran aventura de dos personajes míticos: Abraham Van Helsing y el conde Drácula, a los que sin duda podríamos imaginar con los rostros de Peter Cushing y Christopher Lee. Casi 700 páginas de aventuras, misterio y terror en un mundo donde los viajes en el tiempo sí son posibles. Espero que disfruten con su lectura.
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martes, 6 de febrero de 2018
La película más controvertida de 2017
En una nueva colaboración en ALDABA, Revista de Creación Literaria y Plástica, escribo en el número 35 (invierno 2018) sobre una de las películas más controvertidas del año pasado: "Mother!", escrita y dirigida por Darren Aronofsky. Tan brillante como pesadillesca, verla en una sala de cine es, sin duda, toda una experiencia que no debería escapar al cinéfilo. Magnífica. En este LINK pueden llegar a la revista para leer el artículo completo.
lunes, 6 de noviembre de 2017
LOS CUERVOS de Julio Coll, cine de género en los años 60
Continuando en el siempre apetecible sendero del cine negro, escribo hoy en la revista Solo Novela Negra sobre la magnífica película "Los cuervos" (Julio Coll, 1962), interpretada por Arturo Fernández y George Rigaud. Pueden leer el artículo completo aquí.
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lunes, 30 de octubre de 2017
ANNABELLE en HALLOWEEN 2017
Cuando se acerca Halloween, época ideal para ver cine de terror, suelo hacer
alguna recomendación cinéfila: en más de una ocasión he escrito sobre consumados
clásicos, como las grandiosas “Halloween” (John Carpenter, 1978), “La cosa”
(John Carpenter, 1982) o “El resplandor” (Stanley Kubrick, 1980), por citar
solo tres obras brillantísimas que siempre merecen ser revisitadas.
Pero este año no es necesario acudir a la videoteca, ni siquiera a algunas
de las plataformas digitales que tenemos a nuestro alcance, porque mi
recomendación de Halloween 2017 está aún en las pantallas de cine, el lugar
natural para disfrutar como se debe (esto es, pasando miedo) una película de
terror: "Annabelle: Creation” (David F. Sandberg, 2017) se enmarca en el universo
generado por la magnífica “Expediente Warren: The Conjuring” (James Wan, 2013),
y nos narra el origen de la maléfica muñeca que ya aparecía en la película de James
Wan y cuyo primer spin-off fue “Annabelle” (John R. Leonetti, 2014). Sin ser un prodigio de originalidad, en “Annabelle: Creation” se utilizan
con acierto recursos clásicos del cine de terror: un magnífico uso de la profundidad
de campo, de la penumbra amenazante, del punto de vista y de, en general, una
notable habilidad para establecer de manera acertada el campo de juego. Así, conociendo la geografía de la casa de los personajes
interpretados por Anthony LaPaglia y Miranda Otto, familiarizados con sus
habitaciones, pasillos y rincones más oscuros, estamos preparados para creernos
esa amenaza latente que se mueve en las sombras.
Ya saben, si quieren ir al cine y desean disfrutar de una eficaz propuesta
de género en Halloween… Annabelle les espera con los brazos abiertos.
lunes, 19 de junio de 2017
Escribiendo de CINE en la revista literaria ALDABA
En el número 33 de la revista literaria ALDABA (primavera 2017), que coordina y publica ITIMAD, volvemos a escribir sobre una película: en este caso nos centramos en "SPLIT", la más reciente obra del director M. Night Shyamalan, que tanta discusión ha generado, tanto a favor como en contra. Si han visto la película, les invito a leer la reseña.
miércoles, 1 de marzo de 2017
TRAINSPOTTING 2 (Danny Boyle)
Las piernas siguen moviéndose con
rapidez, pero ya no son las de un joven veinteañero sobre el húmedo y salvaje
asfalto de un gris y frío Edimburgo, sino las de un cuarentón sobre la
domesticada cinta de un gimnasio de colores cálidos y luminosos; atrás queda la
explosiva juventud que busca comerse el mundo (y la heroína) para adentrarnos
en el inestable y oscuro territorio de la mediana edad donde la única certeza
es que nada tiene unos cimientos demasiado profundos y la fuerza es más
limitada, hasta el punto de evidenciar que esa misma cinta de gimnasio es capaz
de poner a prueba la salud de nuestro protagonista. Así, el comienzo trepidante
y explosivo de la original "Trainspotting" (1996, Danny Boyle) deja aquí paso a
un prólogo con ecos del pasado donde muestra que ya nada es (ni será) lo mismo.
"Trainspotting
2" (2017, Danny Boyle) cuenta con el mismo equipo creativo en dirección,
producción y guión, y está inspirada en la secuela que Irvine Welsh escribió a su
propia novela, recuperando al fantástico cuarteto protagonista veinte años
después del original. La nostalgia que surge en la historia lo hace desde los
propios personajes, conscientes del pasado que han vivido juntos y del deseo de
reencuentro, por diferentes motivos, pero también desde los espectadores, que
recuerdan ese pasado (y quizá el de ellos mismos cuando vieron la propia
película); unos y otros encuentran consuelo y satisfacción en los numerosos
recordatorios que hay a lo largo del metraje a la película original: más que un
recurso conveniente, parece algo inevitable, ya que es imposible desconectarnos
de aquellos jóvenes de los noventa (ellos y nosotros), y aunque aquí
entroncamos con una nueva historia, es el pasado el que guía las decisiones y
reacciones de los protagonistas, lo que permite reflexiones desoladoras, como
la del propio Renton, que padece una enfermedad cardíaca que le lanza a la cara
una verdad en principio positiva (podría vivir hasta treinta años más), pero
después inquietante, cuando él mismo reflexiona sobre su incapacidad para saber
qué hacer con su vida más allá de los próximos dos o tres años.
Comedia
y drama se alternan con el habitual dinamismo que Danny Boyle imprime a sus
películas, con la música y el montaje agilizando y potenciando la trama,
recuperando relaciones y traiciones entre los personajes, más perdidos que otra
cosa, cuando no obcecados en la venganza, el suicidio o negociosos de dudosa
legalidad.
Empezábamos
escribiendo sobre la operación nostálgica que suponía la película, como
catarsis para los propios personajes y para el público, ávidos de recrear
momentos pasados y dar con esa juventud que, inevitablemente, ha quedado atrás;
nostalgia, sí, pero hasta cierto punto: el último plano, magistral, muestra a
Renton en esa misma habitación que en la primera parte le salva de su adicción a
la heroína, ahora escuchando al completo el vinilo que ha hecho amago de poner
anteriormente y en el que suena el clásico tema “Lust for life”, iniciando un baile que culmina el ejercicio nostálgico y que Boyle filma en un
plano único que retrocede lentamente, alejándose, hasta que la realidad se
distorsiona y la figura de Renton y su habitación desaparecen, confirmando que el ejercicio
nostálgico por sí solo no vale, porque al final, para no desaparecer, justo
como esa habitación distorsionada, la única solución es mirar hacia el futuro.
sábado, 4 de febrero de 2017
MÚLTIPLE (M. Night Shyamalan)
(advertencia: contiene spoilers)
El cine de M. Night Shyamalan
tiene estilo y personalidad, y aunque es ciertamente posible que sus películas
no conecten con todos los espectadores, que incluso los enfurezcan, es
innegable su talento visual a la hora de crear historias originales que, cuando
funcionan, llegan a lo más alto. Ahora acaba de estrenar “Multiple” (“Split”,
2017), un largometraje que prolonga esa publicitada resurrección iniciada en su
anterior obra, “La visita” (“The visit”, 2015), a la que no es ajena su nueva
relación con Blumhouse y el productor Jason Blum, especialista en presupuestos
reducidos y grandes taquillazos (la lista es impresionante, especialmente
dentro del cine de género: “Paranormal Activity”, “The Purge”, “Insidious”
etc.).
En “Múltiple” nos reencontramos
con esa manera tan reconocible de contar historias en la filmografía del
director: una idea ingeniosa (¿Y si… la gente dañada fuera en realidad la más
poderosa?), una serie de pistas hábilmente distribuidas por el metraje que
conducen a una verdad (el poder de la
mente es capaz de alterar el cuerpo humano) y un tercer acto donde todo se
resuelve acorde a lo sugerido con anterioridad (por un lado, la transformación
de Kevin en “La Bestia”, su personalidad número 24, por otro, la supervivencia de la chica protagonista;
ambos dañados y ambos, como vemos, cada uno a su manera, poderosos y
supervivientes).
Además, no podemos ni mucho menos
olvidar el extraordinario epílogo que se oculta tras el título final de la
película: en una breve escena ubicada en un bar donde escuchamos las noticias
en televisión, los clientes comentan el curioso nombre que se le ha dado al criminal
fugado, “La Horda”, derivado de su trastorno de personalidad múltiple.
Entonces, una mujer recuerda que hace años hubo otro loco asesino al que
también se apodó de forma original. “Mr. Glass”, dice al final de la barra el
hombre que hay a su lado, oculto hasta ese momento. Es David Dunn, interpretado,
claro, por Bruce Willis. Y entonces comprendemos que, en realidad, hemos
asistido a una película que funciona como preparación y suculento anticipo para
la esperada secuela de la magnífica “El protegido” (“Unbreakable”, 2000), en toda
una pirueta narrativa que no hace sino entusiasmarnos ante esa futura película
donde se producirá el esperado choque de trenes entre el superhéroe (Bruce
Willis) y el supervillano (James McAvoy), donde, además, es de esperar que Mr.
Glass (Samuel L. Jackson), aunque encarcelado, tenga una presencia reseñable.
Lo malo de todo esto es que,
precisamente, lo mejor de “Split” no está en “Split”, sino en lo que sugiere y
anuncia, de una manera mucho más brillante e inteligente, por ejemplo, que
cualquier escena post-créditos de la Marvel.
Hay varias elementos propios del
estilo de Shyamalan en su nuevo thriller; por ejemplo, el repetido uso de flashbacks en la narrativa, aquí
forzosamente explicativos y que, de inmediato, ponen al espectador en guardia:
¿por qué en una situación de tensión, como es un secuestro, empezamos a ver
imágenes de cuando la protagonista era una niña? ¡Ah, claro, porque esto va a tener una importancia fundamental en la
historia!, pensamos de inmediato. Y ahí es, precisamente, donde queda al
descubierto el artificio. En “Señales” el uso de los flashbacks era mucho más justificado y orgánico: hacía referencia a
otra tragedia personal, en este caso del personaje que interpretaba con solvencia Mel Gibson, y
que había provocado un gran cambio en su vida: la pérdida de la fe. Después se
revelaba más información, fundamental en la película, y funcionaba armoniosamente para la resolución del conflicto interno (pérdida de fe) y
conflicto externo (amenaza de extraterrestres); parece que en “Múltiple”
Shyamalan se aproxime a esa misma estructura, pero todo suena más forzado, y
eso, inevitablemente, nos arroja fuera del campo de la verosimilitud… ¿o es que
quizá nos hemos acostumbrado a su forma de contar y hemos aprendido a detectar
sus trucos?
En
cualquier caso, he de confesar que la película funciona mejor en un segundo
visionado: es posible que, consciente de la decepción de la primera vez, uno hile y justifique mejor sus debilidades, encontrando de esa manera una razón a
escenas que antes creía repetitivas e innecesarias. Y, sobre todo, se puede disfrutar de su maestría en la dirección: a fin de cuentas, estamos ante un medio visual,
y no es lo mismo que un fragmento del guión (más o menos satisfactorio) se
resuelva con una torpe y mediocre planificación a que se componga con lenguaje plenamente cinematográfico, y por todo ello no descarto que, en un tercer visionado, “Múltiple” se vaya acercando a la extraordinaria trilogía que forman “El sexto
sentido” (1999), “El protegido” y la que es, tal vez, su gran obra hasta el
momento, “Señales” (“Signs", 2002).
jueves, 26 de enero de 2017
SUPERSONIC en la revista literaria ALDABA
En una nueva colaboración cinematográfica con los compañeros de la revista literaria Aldaba, que recientemente cumplió diez años de sólida trayectoria, escribimos en el número 32 (invierno 2017) sobre el magnífico documental SUPERSONIC (Mat Whitecross, 2016), que muestra el origen de la mítica banda británica OASIS hasta llegar pocos años después a su momento de máxima popularidad. Aquí les dejo una muestra.
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viernes, 16 de diciembre de 2016
ROGUE ONE (Gareth Edwards, 2016)
Derivada tal vez de la poca
esperanza en que se saliese de los cauces previstos, después de asistir a la
proyección de “Rogue One”, el anunciado y publicitado spin-off de la saga “Star Wars”, tengo que decir que hay una palabra
que, sin duda, define mis sensaciones: sorpresa. ¿Quiere decir eso que estamos
ante una película original? No necesariamente, aunque sí hay factores originales (o inesperados) dentro del
universo galáctico transitado hasta el momento (los siete capítulos dedicados a
la familia Skywalker) que hacen que, por varios motivos, esta entrega dirigida
por Gareth Edwards destaque a varios niveles.
Temporalmente, “Rogue One” se
ubica justo antes de la original “La guerra de las galaxias” —o, como se
conoce desde hace cierto tiempo, “Star Wars Episodio IV: Una Nueva Esperanza”—
(George Lucas, 1977), y nos cuenta la historia del grupo de rebeldes que logra
hacerse con los planos que muestran el punto débil de la todopoderosa Estrella
de la Muerte, y que, como recordamos, caen finalmente en posesión de los
entrañables R2D2 y C3PO al comienzo de la película de los setenta. Esta hábil
propuesta argumental permite al menos dos cosas: por un lado, alejar el foco de
los Skywalker y, por otro, construir una trama más de género bélico con un
grupo de personas en una misión muy definida. Y lo que logra aquí Gareth
Edwards es una obra inesperada, entre otros aspectos por las pocas concesiones
hacia el público infantil, la fotografía oscura y apagada, y la sensación de estar
ante una pieza que funciona como perfecto binomio con “La guerra de las
galaxias”, por cuanto, de una manera orgánica y natural, finaliza justo donde
aquella empieza. Entretenida, con escenas espectaculares de combate, quizá algo
alargadas, sí, pero también contiene momentos magníficos que hacen que el
balance a la hora de valorarla sea positivo (podemos concluir, pues, que los
costosos reshoots del pasado verano
han dado su fruto).
Y ahora entramos en terreno de spoilers.
Quedan avisados.
Sorpresa era la palabra que elegía al principio del artículo, y es
aplicable por ejemplo a la ya mencionada fotografía tenebrosa de Greig Fraser
que envuelve en general todo el metraje, pero también a la magnífica banda
sonora de Michael Giacchino, inclusión de última hora ante la baja de Alexandre
Desplat, el compositor previsto, y que acompaña las imágenes de música original
y vibrante, con muy pocas referencias a los temas clásicos del maestro John Williams (que las hay, en los
momentos precisos), y además juega con el espectador, sugiriendo muchos de los cortes
originales para después tomar nuevas veredas.
Pero si hay algo que sorprende
sobre todas las cosas es el nada publicitado regreso de Grand Moff Tarkin,
personaje fundamental en la original “Star Wars” al que dio vida el mítico
actor británico Peter Cushing, popular por sus películas de terror con la productora
británica Hammer desde la década de los 50. Pero, recordemos, el señor Cushing
murió en 1994, deceso que no ha sido óbice para que reaparezca en “Rogue One”
en un papel secundario pero de peso gracias a las maravillas de la tecnología
CGI. Y ustedes se preguntarán, ¿es el resultado convincente? Sí, es
convincente… e inquietante al mismo tiempo, pero funciona, es verosímil en el
desarrollo de la historia y, de nuevo, encaja a la perfección con la interpretación
del Cushing real en la película del 77.
Estamos, pues, ante un
largometraje de guerra, de hombres (y mujeres, en este caso) que se unen para
llevar a cabo una misión, y es previsible que no todos ellos lleguen con vida
hasta el último fotograma; por eso, durante el proceso de formación del grupo,
uno va haciendo sus apuestas: ¿Sobrevivirá el samurai ciego? ¿Lo hará el
piloto? ¿Tal vez el rebelde al que da vida Diego Luna? Por supuesto, piensa
uno, la protagonista saldrá airosa de la aventura. Bien, pues aquí podríamos
recuperar esa antigua expresión de “no queda ni el apuntador”. Ni siquiera el simpático y nuevo robot que aparece como
fiel escudero de los protagonistas. No deja de asombrar ese admirable destino
oscuro para nuestro escuadrón de héroes, especialmente para una franquicia
adquirida por Disney, y de la que muchos temían una infantilización de sus propuestas.
Los últimos minutos de “Rogue
One” son especialmente brillantes. Después de casi dos horas de escaramuzas y
batallas entre rebeldes y soldados imperiales, tenemos por fin la primera
visión, casi demoníaca por su concepción, de un sable láser rojo que se
despliega amenazante ante sus enemigos. Se trata, claro, de Darth Vader, de
riguroso negro, con su mítico casco impoluto (aquí de nuevo recuperando la voz
y la respiración de James Earl Jones), ejerciendo su Fuerza del Lado Oscuro a
todos los niveles contra un pobre grupo de rebeldes que son masacrados. Poco
antes, los personajes a los que dan vida Felicity Jones y Diego Luna se abrazan
después de haber cumplido su misión y esperan resignados a ser devorados por la
furia de la Estrella de la Muerte, momento en el que la oscuridad predominante
durante el metraje desaparece en favor de una luminosidad que crece y crece
hasta convertir la pantalla en un blanco purificador que, sin embargo, aniquila
a nuestros protagonistas. Pero, regresando a la escena de Vader, poseído de una
fuerza infernal a la búsqueda de rescatar los planos en manos rebeldes, vemos
su devastador tránsito por la nave que ha abordado, para comprobar finalmente
que llega tarde, porque esos ansiados planos ya están en un nuevo vehículo
espacial que se aleja. En su interior, contemplamos cómo llegan a alguien que
nos recibe de espaldas pero que, inmediatamente, reconocemos por su vestimenta.
Es la princesa Leia, jovencísima
(de nuevo ese inquietante pero efectivo CGI que reconstruye la imagen de la
actriz Carrie Fisher), que los acoge con una palabra que cierra la película,
que ha movido a nuestros personajes durante dos horas y de la que, sin duda, muchos
carecían antes de entrar a la proyección de “Rogue One”.
Esperanza.
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lunes, 28 de noviembre de 2016
10 años de la revista literaria ALDABA
Que una revista literaria llegue a los diez años de existencia es una auténtica proeza y que, además, me permitan participar de la fiesta que ello supone, un lujo. Por eso estoy muy contento de haber aportado mi granito de arena en esta celebración, y hacerlo con una breve reseña de una de las grandes obras maestras de la historia del cine: "Grupo salvaje". La pueden localizar en la página 95 de Aldaba (número 31 / otoño 2016).
jueves, 27 de octubre de 2016
El crimen más terrible de LA CHICA DEL TREN
Reconozco que iba con interés a
la proyección de “La chica del tren”. Conocía el fenómeno editorial y me habían
hablado bien de la novela. Por otro lado, se trata de una historia de crimen y
misterio y, ¿a quién no le interesa una buena intriga cuando está inmerso
en el otoño, los cielos grises amenazan y la lluvia, por fin, hace acto de
presencia?
Pero la película no sólo no me ha
gustado, sino que me parece un ejemplo bastante adecuado de la pereza que
parece extenderse entre creadores cinematográficos (muy preocupados en darle al
espectador todo mascado, sin ofrecerle un mínimo estímulo para que trabaje) y
espectadores (que se conforman con soportar las imágenes en movimiento durante
dos horas sin que se incentive su imaginación).
Podría ir desgajando uno a uno
los elementos que provocan que, en mi opinión, “La chica del tren” se convierta
en un artificio prescindible, pero me voy a quedar con la escena final, epítome
de uno de los males que pueblan la manifestación artística cinematográfica en
nuestros días. En ella observamos cómo Rachel (Emily Blunt) ha cambiado de lado
en el vagón de tren que suele tomar; si antes siempre iba mirando las vidas de
otros, curioseando en sus casas y, en definitiva, buscando en los
demás oxígeno para su propia existencia, ahora en el nuevo espacio donde se
sienta observa el mundo por una ventana diferente y parece contemplar su propio
horizonte. Ya no le interesan las vidas ajenas. Ahora es su propia vida la que
importa, y esto queda marcado visualmente para que el espectador llegue a esa
conclusión lógica. Así, después de una película mediocre, al menos uno saldría
del cine con un magnífico detalle sobre el personaje... Lástima que justo a continuación
tengamos que escuchar a Rachel (con voz en off innecesaria) ilustrando lo
que ya estamos viendo, en una repetición atroz que sonroja. Ese, y no otro, es
el crimen más terrible que uno contempla durante la proyección de “La chica del
tren”.
viernes, 23 de septiembre de 2016
Sobre CAFÉ SOCIETY
Sí, ya sé que hoy lo que toca es
hablar de “El hombre de las mil caras” o de “Los siete magníficos”, pero no
puedo evitarlo: si echo la vista atrás me viene el recuerdo de la maravillosa “Café
Society”, la última película de Woody Allen. Habría que comentar muchos
aspectos de esta lograda obra del cineasta neoyorquino, pero quedémonos con su
desolador final (y ahora sigan con la lectura sabiendo que, evidentemente,
vienen spoilers).
Ya
acercándonos al desenlace, Bobby, nuestro protagonista, un inspirado Jesse Eisenberg,
se reencuentra con Vonnie (Kristen Stewart) que, recordemos, había sido su amor
apasionado en la breve época que pasó en Hollywood. Ahora, sin embargo, ella
viene acompañada de su marido (y tío del personaje de Eisenberg, interpretado
por un magnífico Steve Carell que, por cierto, entró en este rodaje al causar baja
Bruce Willis) y Bobby ya está casado con Verónica, a la que da vida Blake Lively.
Y
ahora centrémonos en el plano que cierra la película: acaba en la nuca de
Bobby, mientras contempla la pequeña orquesta que toca en el escenario.
Recuerda, quizá, lo que pudo ser y no fue. Recuerda, quizá, que jamás sentirá
lo que sintió con la chica que rechazó estar con él para casarse con su tío. Un
final no demasiado alegre, ¿cierto? Poco antes, en una secuencia que resuelve
la trama de Ben, su hermano gánster, interpretado por Corey Stoll, tenemos un
plano similar, desde atrás, donde el propio Ben recibe de manera estoica su
sentencia de muerte por parte del tribunal que lo juzga. ¿Equipara, pues, el
señor Allen, la desolación por la pérdida del amor verdadero a la pérdida de la
vida? Por planificación, así es, pero si atendemos, además, a la paleta
cromática comprobamos que mientras el cierre de la película se produce entre
tonos oscuros, azulados y fríos que rodean a Bobby, su
hermano gánster asiste a la resolución de su juicio entre colores amarillentos
y cálidos. Así, nuestro protagonista se enfrenta a algo que, según se cuenta y
tal cómo se cuenta, es peor que una condena a muerte.
CINE.
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