Prosiguiendo con el sendero abierto por la primera entrega
de Lecturas Macabras, hoy comentamos
brevemente tres novelas que tuve ocasión de leer hace cierto tiempo, siempre
bajo un punto de vista absolutamente parcial y un recuerdo erosionado por el
paso de los meses.
Snuff de Chuck Palahniuk nos ofrece una poco sutil narración sobre el intento de conseguir un aberrante récord mundial por
parte de la reina del porno Cassie Wright, que tratará de practicar sexo con la
nada modesta cifra de seiscientos hombres. Con este arranque, el punto de vista
bascula entre tres de estos aspirantes a formar parte de la dudosa hazaña —los
señores 72, 137 y 600— y Sheila, fiel ayudante de Cassie, siendo a través de
ellos cómo vemos los prolegómenos y desarrollo de tan inquietante acto. Snuff, como uno ya podía intuir, tiene
una previsible tendencia al exceso, siendo eso al mismo tiempo su virtud y su
perdición. Del mismo modo que podemos admirar las perturbadoras descripciones
de Palahniuk, con las que nos hace estar presentes en ese decadente y enfermizo
cuadro a través de pequeños detalles cotidianos, tendríamos que penalizar su tendencia
a la repetición inane, que termina debilitando lo que podría haber sido, en su
justa medida, un muy buen relato.
Elsewhere de William Peter Blatty, autor de El exorcista, la podemos encontrar en
una magnífica edición a cargo de Alberto Santos Editor con ilustraciones
interiores de Alex McVey. Aquí nos movemos en un terreno más clásico, donde se
forma un pequeño grupo de personas que termina dando con sus huesos en la casa
de da título a la novela. Si bien la primera mitad se lee con agrado, en parte
porque en cierto modo puede fácilmente recordar a obras muy superiores dentro
del género como Hell House de Richard
Matheson, en su segundo tramo uno se siente algo frustrado por tener que
padecer un desenlace que se antoja demasiado fácil, y que, en mi opinión, no
termina de estar a la altura del arranque de una historia, que, en cualquier
caso, se beneficia de su buen ritmo y algunos giros interesantes.
Hellraiser de Clive Barker sorprende, en una
primera lectura, por la simplicidad de su planteamiento. Uno lleva escuchando
hablar muchos años de Hellraiser, de
su autor, de la película, y tiene bastante nítidas las imágenes macabras que se
han popularizado a través de su adaptación al cine, dirigida, por cierto, por
el propio Barker. "Tu depravación más querida no es más que un juego de
niños al lado de las experiencias que ofrecemos", se dice en la primera
página de la novela, y eso es suficiente para sumergirnos en un universo
diferente, macabro, tentador, del que se desprenden personajes con nombres tan
atractivos y sugerentes como los teólogos
de la Orden de la Hendidura. Uno termina la lectura de Hellraiser
satisfecho, por su aparente simplicidad, su buceo en las debilidades humanas,
hipnotizado por el nuevo mundo descrito de sensaciones y extraños placeres, y
finalmente se comprende que la novela le haya dado una carrera a Barker.
Y tras la ronda de lecturas, mañana hablaré de Pacific Rim.
©José Luis Ordóñez, agosto 2013
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