Con este calor que nos azota en
pleno verano, me viene a la cabeza una magistral película que fue rodada muy
cerca de Tucson, una de esas obras que sobrevive al tiempo, que pervive en
nuestra memoria y siempre es un placer volver a ver: Río Bravo.
Rodada en los Old Tucson Studios,
dirigida por Howard Hawks y protagonizada por John Wayne y Dean Martin, la película se convierte en una deliciosa muestra del poderoso cine que
podía emerger de un (aparentemente) sencillo western, capaz de aglutinar
excelentes líneas de diálogo, secuencias de acción y momentos salpicados con maravillosas gotas de
humor. Si alguien me preguntara ahora qué es el cine, le diría que el cine, sin
duda, es Río Bravo.
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