Siempre
es complicado rematar una serie que ha sido un éxito de crítica y público a lo
largo de varias temporadas, porque eso supone poner fin a una relación casi
familiar entre los personajes de ficción y los que nos colocamos frente a la
pantalla para disfrutar de sus miserias y sus alegrías, de sus aventuras y
desventuras, y sabemos que cuando ese último capítulo termine ya no habrá más,
será el fin de una era, algo irrepetible, habremos pasado página y tendremos
que otear el horizonte catódico en busca de una nueva obra televisiva que nos
acompañe en el devenir de nuestra existencia.
Aprovechando que ha concluido “House” después
de ocho temporadas, una serie que nunca he seguido de manera obsesiva pero que
siempre que la he visto ha satisfecho mis expectativas (no puedo dejar de
admirar la precisión milimétrica de sus guiones, sus golpes de efecto, siempre
parecidos de un capítulo a otro, pero, curiosamente, no por ello menos
atractivos o sorprendentes), escribimos aquí sobre los finales de algunas
grandes series que ha dado la televisión en la última década
HOUSE
Capítulo
final que se desafía a sí mismo y consigue… ¡sorprender! Con caso médico
incluido, la relación entre Wilson y House, el Watson y el Holmes adaptados al
mundo hospitalario, nos lleva de manera efectiva hacia un brillante y liberador
plano que cierra la serie.
Después
de cinco temporadas en general magníficas (eso sí, con algún altibajo, y
algunos capítulos de relleno), llenas de misterio y suspense, la sexta
temporada fue decepcionante, desaprovechando personajes que habían sido
fundamentales en el pasado y desarrollando una mitología no del todo
convincente. Curiosamente, el capítulo final sí cumplió las expectativas,
cerrando un círculo casi perfecto que enlazaba con el arranque de la serie (y
no, no se respondieron a todas las cuestiones planteadas, ni se explicaron
algunos de los grandes enigmas… y eso no importó demasiado, porque, como
sabemos, explicar demasiadas cosas termina aburriendo).
Y llegó
el octavo y último día del legendario justiciero Jack Bauer como protagonista
de una serie perturbadoramente humana, cargada de tensión y buen hacer
dramático, con un capítulo final que mezcló con acierto emotividad y
adrenalina, dejando la puerta abierta para esa película que desde hace tiempo
se anuncia de las aventuras de Bauer en pantalla grande pero que no termina de
concretarse.
Deslumbrantes
cinco minutos finales donde nada sucede y todo sucede, con un ya mítico corte
abrupto a negro que pone punto y final a uno de los grandes personajes de
ficción: Tony Soprano.
Si
deslumbrante es el final de “Los Soprano”, los minutos finales de “A dos metros
bajo tierra” son los más emotivos de la historia, con la canción de Sia
poniendo música a las imágenes de los personajes principales de la serie.
FRIENDS
Sin duda,
la mejor sit-com, un ejemplo de brillantez concentrada en los 22 minutos que
solía durar cada episodio. Para el final, los guionistas volvieron a
sorprender, a hacernos reír y esta vez nos dejaron un ligero poso de melancolía
que suponía el adiós de una magnífica serie que nos había acompañado durante
diez años.
©José Luis Ordóñez (texto), mayo 2012