viernes, 19 de agosto de 2016

Hacer cine en corto


Completar un cortometraje es una proeza. Después de escribir el guión, formar un equipo, rodar una historia, editarla y darle un acabado profesional, tener en tu mano el DVD que contiene la historia que ideaste en el origen de los tiempos es ya un hito del que sentirse orgulloso. Y no es fácil. No todo el mundo lo consigue. Por eso, si has conseguido concluirlo, es para sentirse satisfecho. Alguien dijo que rodar era como ir a una guerra. Supongo que se refería a rodar largometrajes. Rodar en corto es mucho más complicado. ¿Lo que pasó Coppola con "Apocalypse Now"? Nada comparado con el proceso de sacar adelante una historia breve a través de imágenes, habitualmente con presupuestos ridículos (cuando no inexistentes), sin ayudas oficiales ni distribuidoras potentes que se encarguen de hacer llegar tu trabajo hasta el último confín del universo. Eso sí, con un poco de suerte puedes rodearte de gente con talento que le dé a tu obra un toque de calidad y ayude (junto con la siempre necesaria diosa fortuna) a concluir la travesía de manera satisfactoria. Porque, ya lo he indicado, hacer un corto es ya un éxito. Todo lo que viene a partir de ahí es un regalo. Y regalo fue abrir el circuito de festivales en el Arizona International Film Festival y concluirlo hace poco siendo seleccionados en el programa SGAE en Corto. En medio, muchos festivales que permitieron que nuestro trabajo pudiera verse en diferentes puntos de España y del resto del mundo. Muchas gracias al equipo que hizo posible realizarlo y a los festivales que nos ofrecieron la posibilidad de enseñar nuestro trabajo ahí fuera. GRACIAS. Y para celebrarlo aquí les dejamos con un nuevo teaser de nuestro cortometraje "Maternidad" que, precisamente, incluye algunos de esos festivales a los que hacíamos referencia. Nos vemos en los CINES.


jueves, 18 de agosto de 2016

EL WESTERN

Me gusta el western. A decir verdad, me encanta. Volver a ver “Horizontes de grandeza” (William Wyler, 1958) es una auténtica delicia. O “Grupo salvaje” (Sam Peckinpah, 1969), una bestialidad maravillosa. Incluso westerns hechos hoy día, como “The salvation” (Kristian Levring, 2014) o “Bone Tomahawk” (S. Craig Zahler, 2015) me parecen magníficos.


Por todo eso, que este año tuviera la oportunidad de dedicarle un programa a “El hombre que mató a Liberty Valance” (John Ford, 1962), una de las grandes obras maestras de la historia del cine, en “La calle de ‘enmedio’” (Canal Sur Radio), fue una auténtica delicia. Siempre lo es cuando se trata de joyas del séptimo arte. 

Así pues, ajusten sus sombreros; a continuación les dejo con un fragmento del programa:


miércoles, 17 de agosto de 2016

"THE IRISHMAN" para 2018

Pocos proyectos cinematográficos pueden generar más ilusión que una película dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Robert De Niro y Al Pacino. Si a ello unimos el hecho de que el guión está escrito por Steve Zaillian, todo parece indicar que nos vamos a encontrar con una obra de lo más apetecible. Con un estreno previsto para 2018, hoy se hacía público en Variety la adquisición por parte de Media Asia de los derechos para su distribución en China, acuerdo que se une al que ya tuvo lugar en el pasado festival de Cannes sobre la venta del resto de derechos internacionales.


Podrán decir que Robert De Niro lleva con el piloto automático un par décadas (y quizá sea cierto), pero también sabemos que el tipo que dio vida a Travis Bickle o Jake LaMotta sigue vivo en algún lugar, y si hay alguien capaz de traerlo de vuelta ese es, precisamente, Martin Scorsese.

¿El título? Quédense con él: THE IRISHMAN.

viernes, 12 de agosto de 2016

Cine comercial, adulto y clásicos


Hace unos días nos despertábamos con una inesperada noticia: al parecer David Fincher estaba en negociaciones para dirigir “Guerra Mundial Z 2” (de la cual, recordemos, se desvinculó J.A. Bayona para unirse a “Jurassic World 2”). Eso, al menos, decía Variety. Hoy nos despertamos con el nuevo tráiler de “Rogue One”, el spin off del universo Star Wars que llegará en diciembre. Y que, digámoslo ya, luce fantástico.


Todo este hype de noticias y tráilers emociona y pone en marcha la maquinaria de marketing de una película para que, cuando se estrene, nos abalancemos el primer fin de semana sobre las taquillas y se puedan rentabilizar las costosas producciones de la fábrica de sueños de Hollywood. Me parece bien.


Lo que ya no me gusta tanto es que el cine adulto haya sido prácticamente extinguido de las salas comerciales. Hace unos días volví a ver “Marathon Man”, un magnífico thriller de John Schlesinger, guión de William Goldman y un repartazo que incluye a Dustin Hoffman, Laurence Olivier, Roy Scheider y William Devane. Extraordinaria película. A varios niveles. Y, como decía, además de ser un entretenimiento de primer orden, es cine que abarca mucho más, desde la propia producción, que busca una verosimilitud y realismo que se echa de menos en el cine de hoy.


Y esto me lleva a lo que comentaba al principio: no es malo que se estrenen películas comerciales (algunas magníficas, por cierto), lo malo es la falta de equilibrio entre las diversas formas que adopta el séptimo arte en las salas de cine. Es cierto que esta carencia en la gran pantalla se ha sustituido hoy en día por la televisión de calidad (ahí están “The Wire”, “Los Soprano”, “A dos metros bajo tierra” o “Breaking bad”, por citar sólo cuatro), donde se puede ver cine comprometido, con varias lecturas y, por supuesto, adulto, sin que nos movamos de casa.



Pero el cine es otra cosa. El cine es compartir con una audiencia un largometraje en una gran sala. Hoy es difícil, por no decir imposible, que eso suceda con los clásicos (algunos festivales logran la hazaña, no lo olvidemos). Pero, al menos, tenemos facilidad para recuperarlos y disfrutarlos en casa. Eso podemos hacer, por ejemplo, con “La mujer del cuadro”, obra maestra de Fritz Lang de la cual escribo en la revista Solo Novela Negra, dentro de la sección NOIR en 35mm.

martes, 9 de agosto de 2016

DOG EAT DOG (Paul Schrader, 2016)



No es ningún secreto que desde hace años la carrera del sobrino de Francis Ford Coppola se mueve en (sub) productos de dudosa calidad debido, al parecer, a ciertos problemas con el fisco que le obligan a aceptar su participación en demasiados proyectos. Lejos quedan ya los tiempos donde su nombre encabezando un largometraje se convertía en un evento, ya fuera comercial o artístico. Por eso, se agradece cuando Nicolas Cage participa en películas que, a priori, pueden generar más interés. Hablamos de “Dog eat dog”, lo nuevo de Paul Schrader, basado en una novela del criminal reconvertido en escritor Edward Bunker (recordemos: era el Señor Azul en “Reservoir Dogs”, la ópera prima de Quentin Tarantino). 


Paul Schrader tiene una carrera irregular, pero nos ha dejado grandes historias; guionista de “Obsesión” (Brian De Palma, 1976), “Taxi Driver” (Martin Scorsese, 1976) y “Toro Salvaje” (Martin Scorsese, 1980), y director de “Hardcore” (1979), “El beso de la pantera” (1982) y “Aflicción” (1997), por nombrar sólo algunas de ellas, sus películas bucean en el alma más oscura del ser humano, en obsesiones que desnudan a los personajes y los conducen al drama. En “Dog eat dog” se une al universo de Edward Bunker, y junto a Cage y Willem Dafoe en el reparto, propone una película ciertamente salvaje, al margen de lo que suele llegar a nuestras pantallas y, tal vez, una recuperación de su mejor versión, orientada en este caso al género negro. Esperemos que se estrene en cines.

lunes, 8 de agosto de 2016

CRISIS EN SEIS ESCENAS (Woody Allen, 2016)


A pocas semanas de que se estrene su nuevo largometraje, CAFÉ SOCIETY, ya tenemos el esperado primer avance de la nueva serie que Woody Allen ha escrito, dirigido y protagonizado para Amazon, CRISIS IN SIX SCENES, ambientada en los años sesenta y con la participación en el reparto de Miley Cyrus y Elaine May. Así, después de muchos años alejado de la televisión, a partir del próximo 30 de septiembre estará disponible para los usuarios de Amazon esta miniserie de seis episodios, un auténtico desafío para el señor Allen, que tiene ochenta años, sí, pero no levanta el pie del acelerador creativo. Bienvenido sea.


viernes, 5 de agosto de 2016

JASON BOURNE (Paul Greengrass, 2016)


En los días previos al anunciado estreno mundial tuve ocasión de volver a ver la saga Bourne al completo —obviemos, por favor, la muy fallida “El legado de Bourne” (Tony Gilroy, 2012)—: “El caso Bourne” (Doug Liman, 2002), entretenida película de espías y acción donde, además de Matt Damon, ya aparecen otros personajes que repetirán en el mismo universo, como Julia Stiles, Joan Allen o Franka Potente; “El legado de Bourne” (Paul Greengrass, 2004), un salto de calidad que, además, imprime esa personalidad electrizante a la saga; y, sin duda, la mejor de la serie, “El ultimátum de Bourne” (Paul Greengrass, 2007), vibrante película que recoge magníficas secuencias, como la de la estación de Waterloo, y que se convierte rápidamente en un éxito de público y crítica.


Así, pensaba que era buena idea acercarme a “Jason Bourne” (Paul Greengrass, 2016) con las anteriores películas recientes en la memoria, familiarizado con sus tramas de espionaje, traición y revelaciones, soñando con una continuación (o conclusión) satisfactoria.

Craso error.

Porque me temo que, precisamente eso, ha hecho que disfrute menos de esta nueva entrega dedicada al personaje creado por el escritor Robert Ludlum. Sin dejar de ser entretenida, y recoger algún momento francamente interesante, da la sensación de que ya la has visto, de que se repiten escenas y situaciones con diferentes actores y que, lamentablemente, estás más ante un refrito que ante una cierta evolución (o innovación) en la saga.

Por otro lado, todos sabemos del uso de la cámara en mano en las películas de Paul Greengrass (a las ya mencionadas segunda y tercera entrega de Bourne, añadir las magníficas “United 93” y “Green Zone”). Es de nuestro conocimiento el gusto del director británico por darle ese tono realista, documental, a sus películas, muy apreciable siempre en los títulos mencionados. Sin embargo, en “Jason Bourne” hay varios momentos en que esa intención se desvanece por culpa de agresivos temblores de cámara que provocan que el espectador se sienta desorientado. Poco se puede ver de la persecución en moto del primer acto y casi nada de la persecución en Las Vegas del último tramo. Una cosa es crear sensación de realismo y verosimilitud; otra, muy diferente, dejar aturdido y con un alto grado de confusión al espectador.


Se agradecen, eso sí, las jugosas incorporaciones al reparto: el siempre sólido Tommy Lee Jones, un Vincent Cassel que goza de uno de los rostros más terroríficos vistos en una pantalla, y Alicia Vikander, de la que ya disfrutamos en la magistral “Ex Machina” (Alex Garland, 2015). Además, se mantiene John Powell en labores de composición de banda sonora original, conservando temas vibrantes que hacen que te quedes pegado a la butaca, con un elevado grado de interés y tensión, aunque sólo veas a una persona caminar por la acera. Aquí, la música no sólo anticipa y te da el tono, sino que te coge de la mano y te hace correr junto al mismo Jason Bourne.


En definitiva, la serie recupera a sus mejores valedores como actor y director (aunque la propia dirección parece en más de un momento con el piloto automático), pero el guión decae y decepciona. ¿Será casualidad que Tony Gilroy, guionista de las anteriores (y director del fallido intento de sustituir a Matt Damon por Jeremy Renner en “El legado de Bourne”), no esté involucrado en este título de la saga?



Por último, y en otro orden de cosas, ahora que ya se ha confirmado el regreso a televisión de "24: Legacy", una expansión del universo "24", como señalan sus creadores, una obviedad: cuando Kiefer Sutherland trató de sacar adelante el largometraje basado en “24”, ¿no se dio cuenta de que, por estilo y ritmo, el director ideal era Paul Greengrass?