viernes, 26 de abril de 2013

Hoy en FNAC Sevilla

Hoy regresa a Sevilla "Madera podrida con un clavo oxidado" después de haber pasado por Granada y Madrid. Estaremos a partir de las 20.00 horas en FNAC, donde compartiremos presentación con "Ordo Dei", de Carmelo Anaya, y "Extraña noche en Linares", de Miguel Ángel de Rus.

Comparto aquí un vídeo donde hablo de la novela para "Conocer Al Autor".


Y una breve reseña en el Diario de Sevilla de hoy (con fotografía, eso sí, del evento que hubo en Granada).








jueves, 25 de abril de 2013

El nuevo Hannibal Lecter




Hay un exquisito sentido estético que se aprecia desde los primeros segundos de “Hannibal”, al tiempo que un deseo por hacer distinguible y remarcable cada plano: el encuadre, la fotografía, los sutiles travelling, los efectos a cámara lenta o marcha atrás; aquí todo se hace con una envidiable intención narrativa que me ha convencido en los dos primeros capítulos que he visto de la serie. A diferencia de “The Following”, que también lleva a la televisión casos de psicópatas pero de un modo mucho más mainstream, y que ha constituido una decepción a pesar de los esfuerzos de Kevin Bacon por mantener a flote el barco, la nueva serie de “Hannibal” es una apuesta adulta que, a priori, no lo tenía fácil, por tener que luchar contra una película y personaje icono que ya interpretó brillantemente Anthony Hopkins en la pantalla grande. Sin embargo, la aproximación de Bryan Fuller, creador de la serie, ha sido lo suficientemente inteligente como para desvincularse del sustrato original, tanto literario como cinematográfico, pero recuperando algunos de sus personajes. Y aquí llegamos, claro, al nuevo Hannibal. ¿Qué podemos decir del retrato que realiza Mads Mikkelsen de tan distinguido doctor, brillante psiquiatra forense al tiempo que despiadado caníbal? Diferente a lo conocido hasta el momento, muy dosificado y absolutamente brillante. El hieratismo que aporta el actor danés al personaje, unido a un físico que hace voraz a la cámara, y una naturalidad que por momentos puede desconcertar, igual que la primera vez que le escuchamos hablar en inglés, moldean una personalidad hipnótica que, junto al resto personajes, tramas, guiones, dirección y producción, han creado una notable serie en su arranque, lo que sin duda hará que la sigamos con interés.


©José Luis Ordóñez (texto), abril 2013


miércoles, 24 de abril de 2013

Oblivion: remake y "criatura fílmica"


Oblivion es una película de ciencia ficción que, como casi todo el mundo se ha ocupado de comentar (y criticar), bebe de influencias muy reconocibles dentro del cine fantástico. Hablar de estas influencias y señalar las obvias referencias supone, en cierto modo, destripar la trama (que, por otro lado, desde el mismo título ya desliza pistas nada sutiles), así que el lector queda avisado desde este momento. Se recomienda haber visto la película antes de continuar leyendo, ya que entramos en el terreno SPOILER.



Bien, una vez superado el primer párrafo de advertencia, hay que decir que hubiese sido deseable el mismo tacto por parte de la campaña de marketig, ya que, desde el mismo tráiler se revelan alguno de los giros de la trama, como la aparición del siempre soberbio Morgan Freeman, entre penumbras, encendiendo un puro, camuflado tras unas gafas de sol (como sabemos, es necesario llevar gafas de sol en la oscuridad… sobre todo si te llamas Morgan Freeman, claro). Esta irrupción se produce, más o menos, a la hora de proyección, en una revelación que se debería suponer sorprendente, pero ya spoileada, como digo, desde los dos minutos de ese tráiler que nos avanza innecesariamente toda esta información. Esta exposición publicitaria hace pensar en la escasa confianza de los que la han publicitado en lo que debería ser la mayor fuerza de Oblivion (el guión, ya se sabe), para así centrarse en otros elementos para vender la película, con giros supuestamente sorprendentes (que al revelarlos dejan de serlo) y presencias estelares de grandes actores como Morgan Freeman (después, curiosamente, desaparecido durante gran parte del film).



Pero dejemos de hablar del tráiler y pasemos a la película.




Oblivion no deja de ser un remake de gran presupuesto de la magnífica Moon de Duncan Jones, triunfadora en Sitges hace unos años. Ese es el gran giro, la gran sorpresa, que esconde una historia que arranca como Wall-E, la obra maestra de Pixar, contiene elementos de la estupenda The Matrix (la primera, claro, no los engendros que después se perpetraron), incluso pequeños guiños a La Fuga de Logan o El Planeta de los Simios. Así, uno tiene la sensación de haber visto la película antes; en realidad, así ha sido, sólo que repartida en diferentes largometrajes a lo largo de los años. Es curioso señalar que la película está basada en un cómic de Joseph Kosinski, el propio director, que asegura ideó en 2005, afirmación quizá resaltada para ahuyentar la sombra del plagio. En cualquier caso, estamos antes una superproducción de Hollywood que nos ofrece espectáculo, escenas visualmente sugerentes y una trama a la que es mejor llegar lo más virgen posible (algo poco probable, según lo ya señalado).

No podemos olvidar que la película es un vehículo para Tom Cruise, aquí tomando una dirección opuesta al ejercicio retro setentero, sobrio y áspero (al menos en cuanto al estilo), que suponía Jack Reacher. En Oblivion abandonamos la contención y pasamos al gran espectáculo, dentro de la ciencia ficción que juega (una vez más) a la destrucción masiva de nuestro planeta (o de Nueva York, que, como sabemos, suele ser representativo del todo), con el despiece de la ciudad de los sueños (aquí un rastro de la Estatua de la Libertad, allí uno del Empire State Building…) que diseña un curioso paralelismo con el similar despiece de elementos de otras películas para conformar la criatura fílmica que supone esta obra.




Abusando en su primera mitad de flashbacks que nos llevan, precisamente, al Empire State en compañía del personaje que interpreta de manera solvente Olga Kurylenko (que después descubriremos como mujer del Jack real y no de sus múltiples clones), la película se desliza por un terreno ambiguo: se nos muestra la rutina de los dos vigilantes (y al mismo tiempo pareja), aunque quizá no con la suficiente naturalidad para hacerla creíble. A mi juicio, un problema de casting fundamental es el hecho de que, una vez él descubre y rescata a Olga Kurylenko, no cabe conflicto alguno si tiene que decidirse entre un personaje femenino u otro. Uno telegrafía desde el arranque que esa pelirroja con cara de mosquita muerta (Andrea Risoborough) no es la pareja natural de Mr. Cruise, e intuimos que ella esconde algo. No puedo evitar pensar en que ese era un papel maravilloso para Nicole Kidman (cada vez más robotizada por el bótox), con el que unos y otras hubiesen empatizado mucho más (por iguales o diferentes motivos) y que hubiera servido de manera mucho más práctica al desarrollo de la historia.




Destacable es una electrizante banda sonora que nos sacude cuando debe sacudirnos y nos advierte cuando debe advertirnos. Sin embargo, la pieza que mejor engrasada debería estar (el guión, ya se sabe), funciona a trompicones, donde por momentos el deux ex maquina parece el leit motif de la película: uno puede creerse cosas, pero difícilmente perdona las traiciones dentro del particular universo creado. Y quizá, también, hay demasiadas historias: la trayectoria personal del clon de Jack, el descubrimiento de su existencia real, el grupo de rebeldes, la gran conspiración, la historia de amor… Por acumulación, unas y otras pierden intensidad en beneficio de la aparatosidad del conjunto, con algunas incongruencias internas en su trama y un desenlace algo forzado.

A pesar de los problemas inevitables que surgen del visionado de Oblivion, estamos ante una película que nos traslada a un universo diferente en el que, aunque se peque de inocencia en su narrativa, nos divierte durante dos horas donde, por cierto, Tom Cruise quiere que sepamos que, a pesar de haber superado la barrera de los cincuenta, corre, salta, dispara, golpea y bucea como el que más.

Ah… si sólo hubiéramos tenido ahí a Nicole Kidman para ponérselo un poquito más difícil.

©José Luis Ordóñez (texto), abril 2012

sábado, 13 de abril de 2013

Entrevista

Tengo el placer de compartir una entrevista que me han hecho desde ElClubExpress.com, titulada "José Luis Ordóñez, el maestro de la inquietante creación". Juan Vinuesa, que ha sido el encargado de elaborar las preguntas y conducir la entrevista con pulso firme, ha creído conveniente utilizar el adjetivo inquietante para calificar lo que surge de mi imaginación. Y, sinceramente, no podría estar más de acuerdo con él, no sólo por las obras de las que hablamos en nuestra animada charla, sino también por lo que está por venir, especialmente  si pensamos en ese cortometraje llamado "Maternidad", que, desde luego, no será apto para mentes y estómagos delicados. Así pues, inquietante. Quedáis avisados. Gracias Juan.




viernes, 12 de abril de 2013

Novela, Teatro y Cine

A lo largo del mes de abril tenderemos novela, teatro y cine en movimiento. Espero que podáis asistir a alguno de los eventos y que disfrutéis, ya sea con el asesino a sueldo James McGinty, la visita al castillo del mítico Conde Drácula o comprobando las inusuales actividades a las que recurre una pareja para evitar la monotonía.



MADERA PODRIDA CON UN CLAVO OXIDADO

12 abril; 19:00 horas
Madrid
Presentación en Librería "Estudio en Escarlata"

26 abril; 20:00
Sevilla
Presentación en FNAC Sevilla




MONSTRUOS, UNA CENA TERRORÍFICA

13 abril; 18:00 horas
14 abril; 12:00 horas

Teatro TNT
Sevilla




ANIVERSARIO

26 abril; 18:00

The Screening Room
Tucson 
Arizona International Film Festival

martes, 9 de abril de 2013

“La Cúpula”, de la página a la pantalla (de tv, no de cine)




Al parecer se está rodando la adaptación a formato televisivo de “La cúpula”, la mastodóntica novela de Stephen King: mil doscientas páginas que nos llevan al microcosmos de la ciudad de Chester’s Mill, un lugar cargado de tipos odiosos y héroes modestos. Así pues, este verano tendremos en imágenes lo que ya imaginamos los que hemos podido leer la obra. Bien, ¿qué decir de “La cúpula”? ¿Que, a pesar de su descomunal tamaño, es una obra francamente entretenida? ¿Que tiene un planteamiento y, sobre todo, una resolución brillante en lo que atañe a la (pseudo) explicación del fenómeno que desencadena la acción? ¿Que, además, cuenta con un narrador cuando menos curioso, capaz de alguna pirueta narrativa de lo más interesante?




Es curiosa la evolución de Stephen King a través de los ojos de la crítica: machacado sin piedad, redescubierto después con algunas obras de carácter aparentemente menor y, finalmente, llegados al momento presente, con dos facciones irreconciliables: los que consideran que lo que escribe está lejos de ser literatura y los que lo veneran como el gran maestro de la literatura de género.

No menos curioso es el camino que han seguido sus adaptaciones literarias a la gran (o pequeña) pantalla. Siendo muchas de ellas olvidables, es cierto que hay algunas joyas que a partir del sustrato literario han construido memorables películas, como “Carrie”, “El Resplandor”, “Cuenta conmigo” o “Cadena Perpetua”, sin olvidar las apreciables adaptaciones televisivas de “Salem’s Lot”.

Lo que nadie parece dudar es de la capacidad de fabulación del escritor norteamericano, prolífico como pocos, siempre más preocupado de lo que pasa en sus historias que de adornarlas de un estilo que satisfaga a sus más aguerridos críticos. En “La cúpula” parece dispuesto a satisfacer a ambos: unos y otros encontrarán motivos para apoyar sus teorías. Siendo una obra golosa para ser adaptada a televisión (por tamaño y número de personajes), creo que eso nos resta la posibilidad de encontrar la gran película que, creo, anida en sus páginas. Sospecho que King está mucho más interesado en hacer series de sus novelas que películas en las que pierda el control creativo. Sin embargo, ese no tiene por qué ser siempre el mejor camino.

            Kubrick lo sabía.





© José Luis Ordóñez (texto), abril 2013

lunes, 8 de abril de 2013

Regresando al mundo de Creepshow


Tenía un recuerdo vago de Creepshow, probablemente alquilada en un videoclub a finales de los 80 (dentro de poco habrá que poner notas a pie de página para explicar qué eran y qué suponían los videoclubs en siglo XX). Conservaba en la retina la imagen del paleto que interpreta con esforzada exageración Stephen King, y el final espeluznante con la invasión de las cucarachas, pero el resto se había evaporado con el paso de los años, sin que hubiera tenido hasta ahora ocasión de volver a enfrentarme a la película que dirigió en 1982 George A. Romero sobre un guión de Stephen King.




Los cinco episodios (seis, si incluimos el breve prólogo y epílogo que sirven de excusa / homenaje y que dan pie al resto de las historias, siempre pensadas como homenaje al cómic de terror, con marcadas y referenciales pinceladas estéticas) ofrecen una visión oscura y tenebrosa de la familia: desde el arranque, con la historia quizá más infantil, donde sorprende ver a un Ed Harris con esa inútil habilidad para encender cerillas en paredes, hasta la última, sobre ese magnate solitario que vive en un aséptico piso de paredes blancas (aséptico… salvo por la angustiosa presencia de unos molestos insectos, claro), tenemos una interesante variedad de sucesos que incluyen parricidios, maridos que asesinan a esposas, tipos a los que se les aparece el espíritu de su padre muerto para dar consejos e hijos sádicos que disfrutan torturando a sus padres (que, reconozcámoslo, cometen el grave error de condenar la saludable actividad de leer cómics de terror). Se aprecia un mensaje más o menos intencionado en cada una de las historias, con la venganza como provechoso y justificable acto, aun cuando para ello sea necesario traspasar la frontera entre la vida y la muerte (algo que, al parecer, es bastante fácil en el universo de Creepshow), la torpeza como justificación para arder en el infierno (o, en este caso, ahogarse en una emulsión fantástica de vida verde), la amoral utilización de la tecnología (a día de hoy ya completamente anacrónica, por cierto) para prolongar el placer de vengarse de una infidelidad (que a su vez será causa de una venganza ulterior), la tiranía de una esposa como ingrediente justificable para ofrecer a la señora en cuestión a las fauces de una bestia que lleva demasiado tiempo encerrada en la caja de un sótano, y la utilización del poder como elemento para enriquecerse y abusar de los pobres empleados como aliciente para que todos esos insectos tomen su más preciada venganza… siendo este último un mensaje de lo más estimulante, sobre todo a día de hoy.



Vista la película en Blu-Ray sorprende por su sencillez, su desinhibición a la hora de contar las historias sin necesidad de muchas coartadas narrativas, buceando en una irrealidad pesadillesca que carece de escapatoria y donde no queda resquicio a la salvación de los personajes. Sorprenden la aparición de actores como Leslie Nielsen, en el papel del marido cornudo dispuesto a dar buena cuenta de su propia esposa y del amante de su mujer, o esos entrañables monstruos de peluche, mucho más reales que algunos CGI que sufrimos en el cine de hoy día. La poca ambición de Creepshow juega a su favor: sí, desde luego que carece de grandes planos, una fotografía exuberante o encuadres brillantes, y, desde luego, no tiene a una orquesta con doscientos músicos detrás empeñada en resaltar cada situación o emoción que se cruza a su paso con una trascendencia agotadora. Eso hubiese sido traicionar el espíritu del cómic.

Y, como comprobamos después de ver Creepshow, la traición es algo que se paga muy caro.


©José Luis Ordóñez (texto), abril 2013