Reencontrarse con La Senda Tenebrosa es un delicioso placer
cinéfilo que te recuerda la importancia de un uso adecuado de la cámara. Para
el (buen) director siempre hay una plano determinado para cada momento, y si no
es ese el utilizado, ya se aleja de su visión de la historia, de lo que desea
transmitir al espectador, de su narración, de su estilo. Delmer Daves, el
director, hace aquí un uso magnífico de la cámara, empezando por la arriesgada
decisión de adoptar el punto de vista del fugitivo protagonista durante gran
parte del metraje, y más teniendo en cuenta que eso supone prescindir del
rostro de una estrella del momento como Humphrey Bogart.
Ayer pasaron por alguna cadena de
televisión que ahora no recuerdo Atrapado por su pasado, el reencuentro de Al
Pacino y Brian de Palma tras El precio
del poder. Había empezado hacía una media hora. ¿Y qué sucedió? Pues que,
aunque es una película que ya he disfrutado en numerosas ocasiones, es
absolutamente imposible dejar de verla. El talento visual de Brian de Palma te
seduce continuamente, ya sea en escenas con acción trepidante o en otras de
atmósfera romántica. Es un placer ver una película de alguien que sabe lo que
quiere, que lo aplica a la historia que cuenta en ese momento, que, como hemos
señalado, tiene estilo.
Justo como Delmer Daves en La Senda Tenebrosa. Pero, hablando de
estilo, no olvidemos a Lauren Bacall, aquí de nuevo haciendo pareja con Bogey, fotografiada con mimo en un
delicioso blanco y negro, iluminando una película que ya se ha convertido en un
clásico del cine negro.
©José Luis Ordóñez (texto),
agosto 2013
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