miércoles, 24 de diciembre de 2025

"Cuento de Navidad" de Charles Dickens y sus adaptaciones

Si Charles Dickens no estuviera tan muerto como Marley al inicio de su mítico relato ("Marley was dead: to begin with. There is no doubt whatever about that.") y pudiera levantar la cabeza y asomarse al mundo de hoy en día se sorprendería, sin duda, de muchas cosas; pero también del número de adaptaciones que su obra "Cuento de Navidad" ha generado desde su publicación aquel lejano 19 de diciembre de 1843. Aquí vamos a realizar una aproximación a las realizadas en el ámbito del escenario audiovisual, donde el texto de esta obra literaria rica e inmortal se transforma, en virtud de los intereses del máximo responsable en dar vida a la nueva versión, en comedia o drama pasando, incluso, por el terror o el musical, la animación, en una propuesta muda o sonora, en blanco y negro o color, en 3D... Y uno podría pensar que ya se ha hecho de todo en el terreno de las adaptaciones a medios tan diferentes como son los del cine y la televisión, pero lo cierto es que no debe ser así cuando hay autores contemporáneos, cineastas con personalidad y talento, como Roger Eggers —director de la nueva versión de "Nosferatu" (2024)— o Ti West —responsable de la trilogía que forman "X" (2022), "Pearl" (2022) y "MaXXXine" (2024)— que, recientemente, han anunciado que, entre sus proyectos más cercanos, se encuentra llevar el clásico de Dickens al cine.

Pero, ¿por dónde empezar ante la gran cantidad de adaptaciones que existen desde prácticamente el origen del cinematógrafo? Sin guardar un orden cronológico, señalamos en primer lugar una versión espectacular y musical como "Muchas gracias, Mr. Scrooge" (1970), dirigida por Ronald Neame, que logra sumergirnos en una ambientación deliciosa donde las canciones y las coreografías fluyen con naturalidad, con números extraordinarios como el "Thank you very much", y donde llegamos a ver a su personaje principal con las ropas del mismísimo Papa Noel. Albert Finney es el encargado de dar vida y alma al avaro señor Scrooge, de hacerlo odioso y repudiable a todos los niveles, mientras que el gran Alec Guinness se reserva el papel de su socio Marley, ya fallecido, y cuyo fantasma regresa en Nochebuena para advertirle de la llegada de los tres fantasmas: el de las Navidades Pasadas, el de las Presentes y el de las Futuras. Es este un cine pensado para ser disfrutado en una gran sala de cine, para apreciar así su capacidad de detalle, el poder atmosférico del celuloide y, en definitiva, el gran espectáculo que es.

Por el contrario, si se desea una obra más sobria y dramática, de presupuesto visiblemente más reducido, puede buscar "Un cuento de Navidad" (1984), película producida para la televisión y dirigida por Clive Donner, con George C. Scott interpretando a Scrooge, en un reparto donde también encontramos a Frank Finlay y David Warner. Obra sólida que, aunque sea en una versión más modesta que la anterior, logra sumergirnos en la historia gracias, en buena medida, al innegable talento de Scott.

Es posible que uno se encuentre en ese punto donde busque (o buscara en su momento) una adaptación más libre, más gamberra, más alejada de lo canónico y así conectar con generaciones más recientes, dejando atrás esa ambientación tan decimonónica. Si bien la crítica no fue excesivamente generosa con ella, "Los fantasmas atacan al jefe" (1988) ofrece una visión en esa línea, distanciándose más del texto original, si bien conserva lo esencial de una trama que se aleja del siglo XIX para aterrizar en los años ochenta del siglo XX, con protagonismo absoluto para Bill Murray, que no parece tener mayor dificultad en construir a Frank Cross, un derivado de Scrooge, despreciable durante gran parte del metraje hasta llegar a un desenlace espectacular que muestra el cambio en Cross; y que, además, se dirige al propio propio público de las salas de cine en el momento de su estreno original, ya con los créditos finales, para que le acompañen en una canción. Tiene la particularidad de que, en la trama del largometraje, se está preparando un especial de "Cuento de Navidad" en directo para la televisión, con el juego que esto proporciona: estamos en una época posterior, sí, pero nos podemos permitir al mismo tiempo mirar hacia el original en ese decorado y esos actores que viven en el especial navideño. Además, en el reparto estaba el entonces ya veterano Robert Mitchum, inolvidable en tantas y tantas películas, y la presencia luminosa de Karen Allen, años después de su protagonismo junto a Harrison Ford en la ya clásica "En busca del arca perdida" (1981), de Steven Spielberg. El director de todo esto es Richard Donner, un buen cineasta que, entre sus habilidades, cuenta con la de poder saltar de género y adaptarse a él para ofrecer siempre la mejor (y más espectacular) obra posible; así, encontramos en su exitosa filmografía "La profecía" (1976), "Supermán" (1978), "Lady Halcón" (1985), "Los Goonies" (1985) o "Arma letal" (1987), por citar un repóker realmente poderoso que se mueve con facilidad y talento por el cine de terror, superhéroes, aventuras y acción. "Los fantasmas atacan al jefe", sin embargo, está lejos de generar el entusiasmo que sí se aprecia en público y crítica hacia las películas citadas, pero, al menos, es una propuesta diferente, que no carece de encanto, y que tiene alguna escena memorable, gracias en buena medida al talento natural de Bill Murray.

Para retomar el sendero original del XIX en la ficción, y hacerlo además a través de las nuevas tecnologías audiovisuales del momento, en un contraste que aquí se muestra eficaz y satisfactorio, podemos sumergirnos en "Cuento de Navidad" (2009), película de animación que dirige Robert Zemeckis —responsable de la magistral "Regreso al futuro" (1985) y la multipremiada "Forrest Gump" (1994)— con su sentido del ritmo habitual, la espectacularidad marca de la casa y donde usa la misma técnica de captura de movimiento ("motion capture") que ya había utilizado en dos propuestas previas, la emotiva y también navideña "Polar Express" (2004) y la espectacular y épica "Beowulf" (2007). Es, por tanto, esta versión del clásico de Dickens una obra que utiliza recursos innovadores, con imágenes que después son generadas por ordenador, pero no por eso deja de ser menos importante la presencia de los actores, no solo por la voz, sino por la citada técnica de captura de movimiento, que permite extender la interpretación de los actores al propio diseño de la animación. Jim Carrey hace suyo al señor Scrooge (y otros personajes secundarios) en un reparto espectacular que se completa con Gary Oldman, Colin Firth, Robin Wright, Cary Elwes y Bob Hoskins. Además, la posibilidad en su estreno de disfrutar la película en 3-D añadía un elemento de interés extra, que extendía los ya de por sí expresivos brazos de la animación.

No obstante, probablemente habrá alguien que lea ahora estas líneas y no sea demasiado aficionado a las tecnologías que ayudaron a Zemeckis en el rodaje de su espectacular versión; pero no se preocupen, porque aquí hay Scrooge para todos los gustos; los que sean más tradicionales (o, dicho de otro modo, no tengan pasión por lo digital), pueden buscar el cortometraje de animación clásica "Una Navidad con Mickey" (1983), dirigido por Burny Mattinson, y con personajes clásicos de Disney repartiéndose los principales papeles, como el tío Gilito (Scrooge), Donald (como el sobrino de Scrooge), Mickey (Bob Crachit) o Goofy (Marley), en una auténtica delicia con aroma decimonónico.

Por otro lado, resulta imprescindible la estupenda "Los teleñecos en Cuento de Navidad" (1992), dirigida por Brian Henson, donde Michael Caine se reserva el papel de Scrooge. Original, juguetona con la metaficción, incluye canciones divertidas y es tan atractiva para niños como para adultos, una versión realmente admirable, muy recomendable para ver en solitario o en familia, por cuanto apela y juega con los intereses de jóvenes y mayores, con los reconocibles y clásicos teleñecos poblando el reparto de esta adaptación y un actor de prestigio como Caine disfrutando al aportar su particular versión del personaje.

Tras esta luminosa versión adaptación es hora de volver a la oscuridad, así que regresamos a la televisión, a la extraordinaria miniserie de tres capítulos "Cuento de Navidad" (2019), una tenebrosa, cruda y áspera versión que, sin embargo, precisamente por eso, cuando destapa el esperado tarro de la redención para Scrooge, se vuelve realmente esperanzadora, permitiéndose además un mensaje potente desde el punto de vista femenino. Aquí surge con fuerza inusitada el personaje de Mary Cratchit (fantástica Vinette Robinson), que Steven Knight, guionista y creador de la serie, reescribe a partir del original de Dickens y dota de una mayor peso y relevancia en la trama... hasta el punto de reservarse un magistral plano final hacia ella (y de ella, atención, hacia nosotros). Ambientada de nuevo en el siglo XIX, su sombría fotografía queda lejos, por ejemplo, del colorido musical "Muchas gracias, Mr. Scrooge", y en algunos momentos su trama nos lleva por vericuetos que ahondan en la miseria del personaje principal; todo esto provoca que se logre un tono diferente al de adaptaciones previas, donde el drama y lo fantástico se acercan más que nunca al terror (¿acaso no es el terror, al menos, otro elemento de la obra primigenia, con la presencia de numerosos fantasmas?), a lo inquietante, a lo visceral e, incluso, obsceno y escatológico (no en vano, en una de las primeras escenas vemos a Marley, muerto y enterrado, sintiendo sobre su rostro el orín de alguien que está aliviándose sobre la tierra bajo la que él yace). Pero la combinación de música e imágenes generan magia cinematográfica (aunque, en realidad, sea televisiva), y el personaje de Scrooge, al que da vida un soberbio Guy Pearce, aunque no termine de una forma jovial y lúdica como en otras versiones, sí genera impacto en el telespectador, que se emociona ante un final que, además, se atreve a concluir rompiendo la cuarta pared. Stephen Graham, actor de talento y popular por series recientes como "Adolescencia" (2025), da vida (o muerte, mejor dicho) a Marley, mientras que Andy Serkis, que saltó a la fama interpretando al Gollum en la trilogía "El señor de los anillos" (2001-2003), dirigida por Peter Jackson, aquí ofrece su versión de uno de los fantasmas. En definitiva, es esta adaptación televisiva una pequeña joya, cuyo máximo responsable es el ya mencionado Steven Knight, creador, entre otras muchas obras audiovisuales, del universo tan celebrado de los "Peaky Blinders", serie que arrancó su andadura en 2013.

Retomando el ámbito cinematográfico, es imprescindible recordar "Cuento de Navidad" (1951), producción británica dirigida por Brian Desmond Hurst, con Alastair Sim interpretando a Scrooge, actor de una expresividad máxima, capaz de sumergirnos en un universo determinado solo a través de sus ojos, y memorable también, por ejemplo, en "An Inspector Calls" (1954), dirigida por Guy Hamilton. En esta nueva versión de Dickens percibimos una obra en blanco y negro con una inteligente puesta en escena, que destila sabor clásico y que, a pesar de todas su virtudes, ha quedado algo olvidada, pero digna de recuperar y disfrutar.

Pero, ¿y aquí, en España? Hay que recordar (y podemos localizar fácilmente para su visionado) "Leyenda de Navidad" (1966), seis breves capítulos con dirección de Alberto González Vergel y guion de Manuel Tamayo. El protagonismo recae en Luis Prendes, como Scrooge, y completan el reparto Joaquín Pamplona como Marley (muy ingeniosa y diferente su irrupción en la historia; y, si se me permite el atrevimiento, más efectiva que muchos efectos digitales), María Luisa Moneró como la señora Billder, José María Escuer como un Caballero, y Asunción Villamil como Elisabeth. Con un evidente aroma teatral y ritmo de la época, producida para la Televisión Española de mitad de los años sesenta y en blanco y negro, la obra destila encanto, desde la sencilla presentación de los créditos hasta el primero plano que vemos, un detalle de una farola con ciertos rastros de niebla y una placa en una puerta donde se puede leer "Banca Scrooge y Marley", para a continuación girar la cámara hacia el lateral y así ver a varios transeúntes mientras escuchamos a una voz en OFF que dice: "Esta verídica historia ocurrió en Londres en la Navidad de 1850, pero lo mismo pudo ocurrir en cualquier año de nuestra era y en cualquier parte del planeta".

También en televisión, pero británica, encontramos un especial de la serie "La víbora negra" (1988), con protagonismo para el genial Rowan Atkinson (siempre identificado por el personaje de su otra serie, "Mr. Bean"), y que lleva por título "El cuento de Navidad de Víbora Negra", y donde vemos también a intérpretes como Tony Robinson, Miranda Richardson, Stephen Fry, Hugh Laurie, Robbie Coltrane o Jim Broadbent. Aquí se produce un interesante giro en la narrativa donde, en lugar de encontrarnos un viaje de un personaje avaro hacia la redención, para que así se convierta en un maravilloso ser humano, nos sorprende encontrar justamente el viaje inverso, siempre con el humor propio de la serie, donde un bondadoso caballero, Ebenezer Blackadder (que, en realidad, podría ser el Scrooge que vemos al final de "Cuento de Navidad") va emprender el camino hacia ese ser negativo que todos conocemos por el arranque de la historia. El propio protagonista, cuando ve el futuro, no tiene más remedio que comentar ante el Fantasma con cierto regocijo: "Let me get this straight: if I was bad, my descendants would rule the entire universe!". Brillante concepto en una divertidísima obra.

Continuando en la televisión, pero norteamericana, encontramos un cruce muy interesante con la unión de dos fuerzas creativas que hacen historia en el cine y la televisión: por un lado, Joseph Leo Mankiewicz, director de obras imperecederas como "El fantasma y la señora Muir" (1947), "La condesa descalza" (1954), "Cleopatra" (1963) o "La huella" (1972); por otro, Rod Serling, creador de la legendaria serie "The Twilight Zone" (aquí conocida como "Dimensión desconocida"), que arranca en 1959 y durante cinco temporadas ofrece más de ciento cincuenta capítulos, algunos de ellos auténtica historia de la televisión; ambos unen sus talento para crear "Canción para otra Navidad" (1964), con un reparto formado por Sterling Hayden, Ben Gazzara, Steve Lawrence, Robert Shaw, Pat Hingle, Peter Sellers y Eva Marie Saint. Con música del gran Henry Mancini, el guion corre a cargo de Serling y la producción y dirección llevan el sello de Mankiewicz. Aunque se distancia notablemente de la historia de Dickens —aquí no hay Scrooge, pero sí un personaje desagradable y hostil (el señor Grudge, al que da vida Hayden), ni transcurre en el siglo XIX, sino en el XX—, sí mantiene un espíritu muy navideño: el encuentro inicial entre tío y sobrino —soberbios Hayden y Gazzara— en Nochebuena, la elegante planificación, propia de Mankiewicz, y hallazgos visuales de peso, como cierto reflejo en una puerta o el momento en que Grudge se queda mirando una gran lámpara y todo se oscurece, para llevarnos a un espacio y un tiempo diferentes, con la irrupción de un muy particular Fantasma de las Navidades Pasadas (Steve Lawrence). Aquí encontramos una interesante reflexión que mezcla guerra, intervencionismo, multiculturalidad... pero, sobre todo, ofrece una idea: la necesidad de hablar —ya sea entre individuos o entre países— porque, como afirma uno de los personajes, mientras uno habla no se pelea, y cuando para de hablar empiezan los combates. Estamos, pues, ante una reformulación, como afirmábamos, de la historia de Dickens, con muchos elementos nuevos, pero aun así tenemos a un personaje que se llama Marley (el hijo del de Hayden), y la magia que nos lleva a diferentes momentos temporales: guiños para una historia nueva que trata de guiarnos hacia la emoción y la magia de la Navidad. Inolvidable la conversación entre Grudge y el Fantasma de las Navidades Presentes (Pat Hingle), donde de la oscuridad de un gran salón donde solo resalta una gran mesa de salón llena de comida, se abre a su lado lo que parece un campo de refugiados, sin recursos, a los que escuchamos cantar en español bajo la nieve y el frío el villancico "Pastores venid". Poco después irrumpe Robert Shaw como el Fantasma de las Navidades Futuras —actor inolvidable como Lonnegan en "El golpe" (1973) y como Quint en "Tiburón" (1975)— e incide en algo que ya hemos escuchado en la película: "It seems we reached a moment in time when talk became superfluous"; y de ahí que nos encontremos en un futuro oscuro y tenebroso, donde Peter Sellers, tan agudo y brillante como siempre, interpreta al erigido líder de una comunidad post apocalíptica que ofrece un discurso tan escalofriante como familiar, según en la potencia mundial en la que uno esté pensando. Una vez concluye esta visión pesimista del futuro, regresamos a la gran casa del señor Grudge, que ha cambiado, y, por tanto, llegamos al clásico desenlace positivo, aquí más sobrio, pero con villancicos de fondo para puntuar y redondear una obra extraordinaria, también olvidada, pero también a reivindicar.

Finalmente, otra producción televisiva digna de mención es "The Christmas Carol" (1949), un cortometraje dirigido por Arthur Pierson con el mismísimo Vincent Price, que, en este caso, se convierte en el narrador de la historia —un narrador al que vemos sentado en un sofá, cita a Chesterton y lee el libro de Dickens mientras se dirige a nosotros, en un ambiente, por supuesto, plenamente navideño—; Price, que años después se convertiría en la imagen del terror cinematográfico, gracias a las producciones de Roger Corman basadas en relatos de Edgar Allan Poe, ofrece aquí una excelente muestra de su capacidad expresiva, y se convierte en el mayor atractivo en esta adaptación que cuenta para interpretar a Scrooge con Taylor Holmes, actor nacido en 1878, con amplia experiencia teatral y el mérito de tener una filmografía que se reparte a medias entre la época muda y la sonora.

Del mismo modo que Charles Dickens ha ejercido, ejerce y ejercerá su poder hipnótico sobre el cine y la televisión, las adaptaciones a otros medios también han sido numerosas, ya hablemos del universo del teatro, de la ficción sonora o del cómic, con admirables ejemplos que alargan aún más la sombra de la obra de Dickens y su influencia hacia todo tipo de público.

Así, desde los tiempos lejanos del cine mudo con "Un cuento de Navidad" (1901), producción británica dirigida por Walter R. Booth —y donde ya aparece el rostro de Marley sobre la aldaba de la puerta del hogar de Scrooge, como también se hará en futuras versiones con tecnologías de efectos especiales más depuradas—, de poco más de tres minutos, o "A Christmas Carol" (1910), producida en los Edison Studios en la ciudad de Nueva York, más elaborada, y dirigida por J. Searle Dawley y Charles Kent, con una duración que se extiende por encima de los diez minutos, hasta los nuevos proyectos de adaptación de "Cuento de Navidad" que se anuncian para el futuro y ya mencionábamos al principio de este artículo —Roger Eggers ha anunciado su versión con Willem Dafoe como Scrooge; y Ti West planea la suya con Johnny Depp como el viejo avaro—, la obra de Dickens continúa seduciendo a escritores y cineastas de todo el mundo, que ofrecen su visión a través de diferentes medios de creación artística y de la que aquí hemos dejado una pequeña muestra.

"Marley was dead", comienza "Cuento de Navidad", y eso es una afirmación irrefutable, categórica y definitiva: Marely está muerto y bien muerto, y esa es la clave de la historia, como asegura el propio narrador.

Pero "Cuento de Navidad" está vivo.

Y muy vivo.

Así que volvamos a él, al original de Dickens, a sus diferentes ediciones, en inglés o traducidas, a sus diferentes versiones, más o menos fieles, más o menos libres, más o menos imaginativas, más o menos innovadoras, pero disfrutemos, siempre, de una obra cuya fuerza es inmune al paso del tiempo, las modas o las imposiciones.

Lo que es, en definitiva, un clásico; y que, además, en algunas de sus adaptaciones nos regala momentos para el recuerdo, como sucede en la versión de Rod Serling y Joseph Leo Mankievicz, con frases muy apropiadas para los tiempos tensos, disparatados y belicosos que vivimos, cuando, por ejemplo, el Fantasma de las Navidades Presentes (Pat Hingle) se dirige al señor Grudge (Sterling Hayden) y le dice: "Politics, Mr Grudge. Politics. Now, grasp this if you can: Humanity is no longer a political thesis. It is not a subject for debate. There are no pros and cons, no arguments and rebuttals. We are talking about human want, and human need. And this is a fact of life".

Que tengan ustedes una Feliz Navidad.

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