viernes, 17 de abril de 2020

Póker de CINE (5)


Me gustan las películas donde los personajes están vivos; es decir, donde la historia y el director permiten que se desenvuelvan en pantalla como si cada uno de ellos fuese real. Esto, claro, da lugar a largas escenas donde los personajes aparentemente no hacen nada importante... pero en realidad lo hacen (y dicen) todo. Es el acaso de "Dragged across concrete", el nuevo peliculón que se ha marcado S. Craig Zahler (y digo nuevo, porque sus dos anteriores largos son "Brawl in cell block 99" y "Bone Tomahawk"), en este caso con un cast encabezado por unos sólidos Mel Gibson, Vince Vaughn y Tory Kittles, pero también con apariciones estelares de Don Johnson, Laurie Holden, Udo Kier, Thomas Kretchsmann o Jennifer Carpenter (espectacular lo que hace este actriz en muy poco metraje). Policíaco seco, duro, despiadado, violento y con algo de humor malsano (ese gore inconfundible, marca de la casa), la película te atrapa por el tratamiento pausado de los personajes, la exploración en sus motivaciones y la continua sensación de que cada escena importa, cada línea de diálogo, cada fotograma. Decía al comenzar estas breves líneas que era la "nueva" película de Craig Zahler, pero en realidad es del año 2018, estuvo en los festivales de Venecia y Sitges y, sorpresa, no se llegó a estrenar en nuestro país ni distribuir en DVD o Blu-Ray. Inexplicable. Magnífica película.


Es obvio señalar el hecho de que aunque una película tenga como fecha de producción el año 1942 (o anterior) no tiene por qué equivaler a una obra anacrónica, anticuada o aburrida; al contrario, puede ser vibrante, moderna (en el mejor sentido posible) e ingeniosa. Es el caso de "El asesino vive en el 21", largometraje francés dirigido por H.G. Clouzot, en glorioso blanco y negro, y con innegable inventiva visual y frenético ritmo en sus hábiles diálogos. Planteado como un "whodunit", tenemos, pues, que averiguar la identidad del responsable de una serie de asesinatos que, además, tiene el descaro de dejar una tarjeta de visita sobre sus víctimas. Ir más allá en el comentario sobre su resolución sería entrar en el terreno fangoso y temido del spoiler; baste señalar que tanto la parte investigadora como la culpable se desenvuelven, ante todo, con admirable elegancia y educación. Magnífica película de la que me quedo con el primer crimen que vemos en pantalla, un inquietante plano subjetivo de alguien que avanza, inexorable, hasta que finalmente acaba por completar esa ejecución macabra. 


Cumple con las reglas de una película de este tipo: plantea un prólogo impactante con alguna relación con la trama principal, nos ofrece una presentación de los personajes principales en un ambiente seguro, sin pérdida de tiempo entramos en esa excursión que será el centro de la historia y, una vez alcanzado el destino previsto, en el tablero principal de la película, empiezan a pasar cosas malas, originales y espeluznantes... hasta llegar a un final con epílogo que prolonga la historia. "Las ruinas", dirigida por Carter Smith, y con guion de Scott B. Smith (basado en su propia novela, también muy entretenida y con mayor espacio para comprender mejor a los personajes), es un largometraje bien ejecutado, angustioso cuando tiene que serlo, y con un par de momentos que lo sitúan por encima de la media. Por cierto, Scott B. Smith también es el guionista (también basado en su propia novela) de la mejor película de Sam Raimi: la magistral "Un plan sencillo". Si quieren comprobar lo saludable que es, en estas semanas de confinamiento, permanecer en nuestras casas, pueden ver lo que les sucede a los chicos viajeros de "Las ruinas".


Hay varias cosas que podemos concluir después de ver "Terror ciego" (UK, 1971): primero, que Mia Farrow en esa época era capaz de seducir e hipnotizar a la cámara como pocos, y soportar sobre sus hombros el peso de una película; segundo, que Richard Fleischer es mucho mejor director de lo que se suele comentar (aparte de sus obras más conocidas, como "Los vikingos" o "20.000 leguas de viajo submarino", tiene otras magníficas en su extensa filmografía); y tercero, que Elmer Bernstein se luce en la estupenda banda sonora desde su inicio, cuando seguimos las botas de cowboy de ese despiadado asesino (y esto le permite componer una música que, por momentos, nos lleva al mundo del wéstern). Estupenda película a la que es mejor entrar sin saber nada.



No hay comentarios:

Publicar un comentario