lunes, 31 de octubre de 2011

HALLOWEEN


En días como hoy me viene a la cabeza una película que siempre me ha parecido fascinante, que muestra cómo debe ser la narrativa en imágenes y que, además, con el paso del tiempo, no ha perdido un ápice de su grandeza, convirtiéndose en un icono del cine de terror. Simplicidad en su estilo, heredero y deudor de Hitchcock en muchas escenas, elaboradas a partir de un uso continuado del punto de vista, y el grandioso plano secuencia que abre la película, y que recuerda en su construcción técnica al arranque de Sed de mal, de otra figura clásica como Orson Welles, son huellas perdurables que potencian y engrandecen una obra que gira en torno a una babysitter y al hombre del saco.


Pero hablar de Halloween es, sobre todo, hablar de su director, guionista y compositor de la banda sonora, uno de los genios del cine, uno de esos maestros que han dotado a su carrera de una personalidad única, que no se ha plegado a los grandes estudios ni a la necesidad de ser reconocido, y se ha forjado una filmografía que resistirá el paso del tiempo y desde el futuro será contemplada como clásica y ejemplar. John Carpenter es el hacedor de películas como la que ahora comentamos, pero también de otras obras maestras como Asalto a la comisaría del distrito número trece o La cosa.


Regresando al día de hoy, Halloween se antoja como la película ideal, con una Jamie Lee Curtis como protagonista que a partir de aquí se convertiría en la reina del grito, encadenando varios films de terror, y con una banda sonora ya mítica, imprescindible, capaz por sí sola de provocar zozobra en el espectador en la escena inicial de créditos, mientras la cámara se va acercando de manera lenta y progresiva en un asfixiante travelling a una calabaza que tiene una llama en su interior, iluminando de manera amenazante el hueco vacío de los ojos, la nariz y la boca. En definitiva, puro cine por uno de los grandes maestros del encuadre, del diálogo eficaz y conciso, y de temas musicales soberbios y estremecedores: como ya hemos dicho, John Carpenter.


©José Luis Ordóñez (texto), octubre 2011

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