miércoles, 20 de mayo de 2020

Póker de CINE (7)


Desde el inusual planteamiento, uno se da cuenta de que está viendo una película potente que también sorprende en su desarrollo y, por supuesto, desenlace; incluso, con ese joven alumno aventajado que cierra la película, con la habilidad de comunicarse con, digamos, distintos perfiles del más allá. Cautivadora, tanto como la mirada de Simon Signoret, y apasionante hasta su clímax final, que, imagino, en 1955 provocaría verdadero terror. Hoy lo sigue evocando. Gran Clouzot.


Quizá le sobre metraje, quizá sea una película fuera de su época y quizá sea el aviso de que a Wilder le quedaban pocas balas en la recámara (tres, sin ir más lejos); pero me parecen una delicia sus casi dos horas y media de duración, la veo tan vigente entonces como hoy (¿acaso el talento tiene fecha de caducidad?) y, sí, solo quedaban tres películas en la filmografía de Billy Wilder, la siguiente a esta la gran "Primera plana" (¿hay más preguntas, señoría?). Jack Lemmon tiene uno de esos papeles que parece nacido para interpretar (ganó el Globo de Oro), y los diálogos y escenas de Wilder/Diamond, sobre la obra de Samuel A. Taylor, brillan. No me olvido de ese director de hotel con solución para todo (y familia que le ayude), Clive Revill, y, claro, Juliet Mills, también nominada al Globo de Oro por esta magnífica película. Y para la Historia del Cine queda la traducción del título que se hizo en nuestro país: del original y escueto "Avanti!" pasó a llamarse "¿Qué ocurrió entre tu padre y mi madre?". El infinito ingenio de los distribuidores de la época.


Angustiosa, claustrofóbica, tensa, brillante y única, "El salario del miedo" da, básicamente, miedo de lo buena que es: ese arranque que te hace sentir el calor y la miseria de los personajes (en español, francés e inglés, como se puede apreciar en la versión original), el trayecto mortal en esos dos camiones durante el tramo principal de la película, la inquietante evolución de los personajes, el desenlace, con la música de Johan Strauss de fondo, tan espeluznante como inolvidable. Obra maestra de H.G. Clouzot, con unos magníficos Yves Montand y Charles Vanel encabezando el reparto, que se llevó la Palma de Oro en el Festival de Cannes del año 53. 


Menuda dirección se marca John Frankenheimer en "Plan diabólico" (mucho más interesante, y con mayor carga, su título en el original, "Seconds"): la primera media hora te agarra del cuello a través de una (espectacular) fotografía en blanco y negro y nos pone en las suelas de ese protagonista que recibe la llamada de un amigo muerto. Decir más, sería un crimen. Pero no me resisto a comentar algunas cosas: la secuencia de los títulos iniciales corre a cargo de un tal Saul Bass, la banda sonora está compuesta por un tal Jerry Goldsmith y está protagonizada por un señor llamado Rock Hudson, aquí a años luz de aquellas comedias con Doris Day, y que, por cierto, no aparece en pantalla hasta superados los treinta minutos de proyección. Turbia, siniestra, terrorífica y con breve papel para Murray Hamilton, que una década después interpretaría al odioso alcalde de Amity Island en "Tiburón". Estuvo entre las candidatas a Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1966. Magnífica.

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