martes, 12 de agosto de 2014

El hombre sin rostro


La llegada del verano me trae el recuerdo de esas lecturas mágicas de la infancia capaces de transportarte bien lejos, de llevarte de la mano hacia mundos donde te sientes parte de la acción, donde vives las aventuras de personajes con un acusado sentido del honor, en historias a menudo entrañables que te hacían tomar cariño hacia muchos de aquellos protagonistas.


Ahora que hemos dejado atrás la infancia podemos comprobar con inevitable alegría que nuevas novelas son capaces de provocar un sentimiento similar. La primera prueba de que la magia perdura es la deliciosa portada a la que uno se enfrenta cuando sostiene el libro en sus manos: el descuadrado fragmento de una página del periódico “El Planeta”, con una ilustración central que recrea una de las escenas de acción que hallaremos bien entrada la obra, provoca ya el deseo de adentrarnos en ese mundo sugerido. Hablamos, claro, de “El hombre sin rostro” de Luis Manuel Ruiz (Editorial Salto de Página), una novela que parece escrita con el detalle preciso que diluye las fronteras entre lo real y lo imaginado, que nos transporta a un mundo de misterio y crimen, pero también de aventura y mucho humor, con espacio para esas hábiles sorpresas capaces de provocar la sonrisa en el lector. Agrada, cómo no, el idealismo de su protagonista, Elías Arce, reportero intrépido embarcado en una aventura que parece venirle grande, vehículo ideal para desplegar situaciones de comedia en diferentes pasajes de la novela.

Literatura para todos los públicos y de asegurado disfrute, “El hombre sin rostro” sugiere (o a mí me lo parece) que el universo creado por Luis Manuel Ruiz en ese Madrid de comienzos del siglo XX podría no reducirse a la magnífica aventura escrita en este libro, sino que podría dar pie a otras gozosas historias con el propio Arce, el profesor Fo e Irene Fo como protagonistas.

Lo agradecerían nuestros veranos lectores

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