Para cualquiera que, como yo, acudiese
hace ya tiempo al antiguo Imperial de Sevilla para disfrutar de alguna representación teatral y
ahora se enfrente a las estanterías de libros que desde hace unos años ocupan
el local (y que, por tanto, ha pasado de ser el Teatro Imperial a una Librería
Beta), debe percibir sensaciones encontradas: por un lado, agradecido de
que se haya conservado la estructura del teatro, con su patio de butacas y su
escenario perfectamente definidos, y, por otro, algo triste, porque triste es
siempre que cierre un teatro o un cine.
Y comento todo esto porque el
pasado miércoles 18 de diciembre participé en el acto de presentación
del libro de Jose Acevedo “Relatos para la tortura de un abandonado doméstico” (ediciones Carena),
en el mismo lugar donde hace años tuve ocasión de admirar en escena a la gran
Gemma Cuervo (que, por ejemplo, ahora me viene a la memoria). Así pues, se acabaron las representaciones teatrales, pero, en
cierto modo, la ficción sí que sigue muy viva, con historias encerradas en los miles de ejemplares que ahora residen allí, esperando que gente como tú o como yo se acerque a ellos, los compre y, leyéndolos, monte en su propia imaginación esas escenas emotivas que se desprenden de la buena literatura.
gracias por compartir esta foto, un abrazo
ResponderEliminarDe nada, Jose. Fue un placer participar en la presentación de tu libro. Mucha suerte. Un abrazo
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