(continuamos con nuestra miniserie...)
THE RING (Hideo Nakata,
1998)
Usando con habilidad
una trama de maldiciones y recursos propios del imaginario oriental de
fantasmas, Hideo Nakata, sorprendió con esta magnífica película, narrada con un
clasicismo sorprendente, carente de bruscos golpes de efecto, apoyando el peso
del metraje en la solidez de su historia y en uno de los finales más
escalofriantes que se han podido ver en los últimos años.
Muy superior a sus
posteriores secuelas y, desde luego, al innecesario y mediocre remake
norteamericano, “The ring” se eleva sobre toda la corriente de terror japonés
para convertirse en una de esas películas que dejan huella, que sobrecogen, que
demuestran su talento a la hora de planificar sus secuencias (como ejemplo,
sólo comparar cómo rueda Nakata el momento final y más sobrecogedor de la
historia, con la sutilidad de los maestros, provocando que esa secuencia quede
irremediablemente sellada en la memoria, y cómo lo hace Gore Verbinski en la
versión estadounidense, de manera vulgar y completamente olvidable).
Y si hablamos de maldiciones,
es inevitable recordar la magnífica y casi olvidada “La noche del demonio”
(Jacques Tourneur, 1957), una película que guarda un cierto parecido con la
historia que se desarrolla en “The ring”, en la cual seguimos a un Dana Andrews
investigando la extraña muerte de un profesor en medio de una historia de
brujería y sectas satánicas. Existen, al menos, dos montajes de este filme,
siendo preferible la versión que nos reserva la presencia del monstruo para la
escena final, aunque la que se ha comercializado en DVD es la que ya nos lo
muestra desde la escena de arranque, cuando se produce el asesinato que
desencadena la historia.
Volviendo a la
película de Hideo Nakata, hay que decir que ganó los premios a mejor película y
mejor director en la edición de 1999 del Festival de Sitges, destapando así en
nuestro país una súbita atracción por el cine de terror japonés, en general con
obras de inferior calidad, aunque el propio Nakata volvería a deleitarnos años
después con la también magnífica “Dark water” (Hideo Nakata, 2002).
TO BE CONTINUED…
©José Luis Ordóñez
(texto), octubre 2012
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