No importan las veces que se adapte un determinado material, siempre que la nueva aproximación sea, en cierto modo, diferente a las anteriores. Esto es lo que sucede con esta potente producción de la BBC, miniserie de tres capítulos que ahora podemos disfrutar en HBO. Se distingue de versiones anteriores del clásico de Charles Dickens, entre otras cosas, por su fotografía tenebrosa e inquietante (un lujoso cuadro en movimiento, podríamos decir), y por el peso e importancia de dos personajes que, a menudo, pasan más desapercibidos: Jacob Marley, el socio difunto del avaro Ebenezer Scrooge, y la mujer de Bob Cratchit, aquí de un importancia tan decisiva que, incluso, la historia cierra con un lapidario y memorable plano de ella. En definitiva, una adaptación oscura, violenta, perturbadora y original. Ya me lo pareció el año pasado, pero, vuelta a ver, aún destacan más las virtudes de esta extraordinaria versión del clásico navideño. Con producción de Ridley Scott y Tom Hardy, de la mano creativa de Steven Knight, dirección de Nick Murphy, y con un gran Guy Pearce interpretando a Scrooge, e igualmente memorable Stephen Graham dotando de vida a su socio Marley, esta miniserie es una maravilla... pero no apta para niños. Ideal para ver en estas fechas.
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