martes, 26 de junio de 2018

Edición 50 del Premio Ateneo de Sevilla de Novela


El oficio de escritor es solitario. Uno se encierra, se aísla y empieza a tener contacto y relación con personajes que no existen. Algo absurdo, ¿no les parece? Y, sin embargo, inevitable. Necesario para muchos de los que lo hacemos. Un proceso del que, a veces, surge algo maravilloso llamado literatura, capaz de remover tripas y almas por igual... y, también, de hacer disfrutar al lector, que del mismo modo ejerce una actividad solitaria y fascinante. 


Por eso, se agradecen esas invitaciones a premios como el Ateneo de Sevilla de Novela, que ha cumplido medio siglo, donde uno se sienta alrededor de una mesa junto a otros escritores y lectores y, en lugar de escribir y leer, tiene ocasión de relajarse y charlar de manera informal... de socializar. Quizá, incluso, de anotar alguna idea para futuras historias o algún título que leer más adelante.


Fue un placer estar el pasado sábado 23 de junio tan bien acompañado en la cena que se celebró en los Reales Alcázares de Sevilla. Ahí compartimos mesa junto a escritoras y escritores como Mado Martínez (¡gracias por las fotos!) María Zaragoza, Nerea Riesco, Concha Perea, Luis Manuel Ruiz... En definitiva, una velada muy especial y literaria donde se hizo público el fallo del premio: Francisco Robles ganó el Ateneo de Novela con "El último señorito" y Alba Ballesta el Ateneo Joven con "Distinta Clara". Enhorabuena. 





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